El RC Celta de Vigo ganó en la última jornada a la UD Almería con un solitario gol de Mingueza que, a priori, salvó el cargo de Rafa Benítez. En teoría, porque aunque desde Balaídos admitían a varios medios que ya no podían aguantar más al entrenador madrileño y que sería despedido en caso de no vencer al colista, otras fuentes aseguraban que no eran más que palabras de cara a la galería, pues la economía de la entidad no podía permitirse su carísimo finiquito. El técnico celeste no escucha a nadie y sigue a lo suyo, negándose a tirar la toalla. No va a dimitir y está convencido de que no le van a echar. Tanto es así, que se echa flores a su trabajo, recordando que sus resultados "están ahí", fija las pautas a seguir para la planificación de la 24/25 y critica el funcionamiento interno del club en los últimos tiempos especificando, eso sí, que se están "solucionando cosas".
"La situación no es buena, pero tenemos un margen que se puede reducir en cualquier momento, por eso tenemos que seguir corriendo y tratar de tener un buen ritmo. Está siendo más difícil de lo esperado porque nos faltan eso puntos que merecimos en la primera vuelta. Ahora nos darían tranquilidad y credibilidad", ha manifestado Benítez en una extensa entrevista con La Voz de Galicia, en la que ha vuelto a insistir en que no piensa tirar la toalla pese a que el Celta es cuarto por la cola y no tiene garantizada, ni mucho menos, su permanencia en LaLiga: "No voy a renunciar, yo creo en el proyecto al cien por cien. Insisto en que tenemos que construir y mi idea es hacerlo y hacerlo bien. Las decisiones que se están tomando van en la dirección adecuada y nos falta tener una situación un poco más cómoda a nivel deportivo para que todo aquello que tenemos proyectado para ahora y para el futuro se pueda desarrollar".
Muchos se preguntan por qué el Celta no ha prescindido ya de sus servicios. Benítez lo tiene claro: "Cuando vengo, lo hago con una trayectoria, y cuando tú eres exitoso en varios sitios en distintos niveles, se supone que algo haces bien. No digo que sea el mejor entrenador del mundo, pero mis resultados están ahí. Me avalan mi trabajo, mi metodología y los propios resultados en sí. En el fútbol, yo defiendo que hay tres modelos: el del millonario súper caprichoso que con dinero puede acercarse a ganar; el propietario que no quiere gastar y solo quiere beneficios económicos y el tercer modelo, que es el que me gusta, y un poco sería el modelo del Celta, donde tienen un plan de negocio, tienes que hacer las cosas bien porque no te sobra el dinero y, luego, tienes ambición en lo deportivo".
No sólo eso, Benítez considera que prescindir de sus servicios no arregla los problemas del club, al que ve falto de estructuras y de jugadores de nivel, además de estar aún pagando el error de tener un director deportivo externo: "Necesitas una estructura y un proyecto. Un equipo no puede estar cambiando continuamente el conductor del coche si no ajusta las piezas o la cilindrada. Necesitamos futbolistas con experiencia que nos permitan competir y que hagan crecer a los chavales de abajo". "Ahora, la prioridad es que el primer equipo se salve y, al mismo tiempo, ir creando la estructura para que el año que viene el equipo pueda crecer de verdad", añade el míster celtiña, que deja claro que, lejos de pensar en marcharse de Vigo, ya está planificando la próxima campaña: "Hay que salvar la categoría y, una vez que tengamos eso, valorar bien la adquisición y la salida de jugadores en función de unos perfiles definidos, tener clara las ideas y, luego, estar abiertos a cualquier oportunidad de mercado".
"Marián Mouriño (presidenta) hereda una situación que tiene que manejar y creo que lo está haciendo bien. Está cambiando una serie de cosas, estructurando todo y pensando en el corto plazo y en el futuro, que le preocupan mucho, pero sabe que tenemos que estructurar y cuidar bien las cosas a corto plazo. Es dialogante, es inteligente, trabaja en equipo. Tiene muchas cosas positivas", indica Benítez, mucho más contento con Marco Garcés que con Luis Campos, pese a que fue éste último quien le llevó a Balaídos.
"El que pone mi nombre encima de la mesa es Luís Campos y le tengo que estar agradecido; a partir de ahí, el funcionamiento era el que era. Aquello no salió todo lo bien que deseamos. La plantilla estuvo descompensada hasta el mercado de invierno. Teníamos una serie de posiciones que se nos quedaban en el aire, no pudimos hacer cosas que se nos quedaron pendientes, pero en enero lo pudimos hacer. Ahora tenemos más equilibrio con Jailson, Tadeo y Manquillo. Se van ajustando aspectos que para el futuro van a ser positivas. Marco es una persona normal. Es alguien que escucha y hace sus valoraciones con sentido común. Eso tiene que ayudar", expone.