Casi dos décadas después de asumir la presidencia del RC Celta de Vigo, el empresario Carlos Mouriño atraviesa uno de los momentos más difíciles al frente del conjunto gallego. Existe un sector del celtismo que pide su salida del club y su relación con el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, se ha deteriorado por completo.
Los comienzos de Mouriño en Balaídos tampoco fueron sencillos, pero logró enderezar el rumbo de un club ahogado por una deuda de alrededor de 70 millones de euros. Gracias a un doblete de un joven futbolista que años más tarde se convertiría en, posiblemente, el mejor jugador de la historia del club, Iago Aspas, el Celta evitó el descenso a Segunda División B.
Con una gestión empresarial destacada y un enfoque decidido en la cantera, el principal accionista del Celta logró sacar a flote al club, que ahora puede presumir de tener "cero deudas" y un patrimonio propio tras adquirir una nueva sede en el centro de Vigo y construir una ciudad deportiva en la localidad vecina de Mos. Además, tiene planes de completar este proyecto con la creación de una instalación deportiva de vanguardia.
Sin embargo, esta estabilidad económica no ha venido acompañada de buenos resultados deportivos en los últimos tiempos. Desde que el equipo dirigido por Eduardo Berizzo rozara la gloria con la semifinal de la Europa League que perdió frente al Manchester United de Jose Mourinho en 2017, el Celta ha experimentado una preocupante caída en picado. Ha logrado sobrevivir en gran medida gracias al instinto goleador de Iago Aspas.
El distanciamiento definitivo entre Mouriño y Abel Caballero, el acercamiento del presidente del Celta al Partido Popular de Galicia y, especialmente, los resultados irregulares del equipo, a pesar de los constantes cambios de entrenador desde la salida de Berizzo, han aumentado la tensión entre el presidente y un sector de los aficionados del Celta.Después del empate de su equipo ante el Girona, que prolongó su lucha por mantenerse en Primera, Mouriño volvió a escuchar este martes los gritos en Balaídos de: "¡Mouriño, vete ya, Mouriño, vete ya!". Incluso la grada de animación se ha distanciado del dirigente en el último año. Pero lo más preocupante, algo que nunca había experimentado hasta ahora, ocurrió a su salida del estadio.Un grupo de aficionados increpó al presidente y a su hija Marian, quien es CEO del proyecto Galicia Sports 360, lo que provocó la intervención de agentes de la Policía Nacional para escoltarlos hasta su coche particular. Nunca antes se había presenciado tal escena en Balaídos.El equipo dirigido por Carlos Carvalhal tiene por delante dos partidos para lograr la victoria necesaria y asegurar matemáticamente su permanencia en LaLiga Santander sin depender de los resultados de sus rivales directos. El retorno de la tranquilidad a Balaídos dependerá también del éxito deportivo en un año especial para Mouriño. El club que soñaba presidir desde que era niño celebra su centenario y él se encuentra como accionista mayoritario y presidente en esta ocasión tan especial para el celtismo.