Fernando Mateos5 min lecturaDespués de dos victorias consecutivas en LaLiga, el Betis vive un momento dulce. Mucha culpa de ello reside en la seguridad defensiva de un bloque que en siete partidos oficiales, contando la eliminatoria de la Conference League ante el Kryvbas ucraniano, sólo ha encajado cuatro goles, dos de ellos en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid, dejando la meta a cero en cuatro ocasiones. Unas estadísticas que tienen en Rui Silva a uno de sus grandes responsables. Porque, al contrario que en campañas pasadas, el portugués, esta vez sí, lo está jugando todo, pese a que en verano regresó Adrián San Miguel para reforzar una portería que también cuenta con Fran Vieites.
En su cuarta temporada con la elástica de las trece barras, el meta luso al fin goza del estatus de indiscutible con el que soñaba, después de que en los últimos cursos se turnase habitualmente con Claudio Bravo en la titularidad, como demuestra el hecho de que se haya perdido hasta 38 encuentros ligueros en los tres últimos ejercicios. Una situación que ha afectado a su rendimiento y le ha hecho entirse tensionado, como él mismo ha admitido, cuestionado de algún modo la fórmula de Manuel Pellegrini en ese sentido.
"Hay que respetar siempre al entrenador, aunque tengo que reconocer que para mí, sobre todo al principio cuando llegué, era duro. No consigues tener ese punto de confianza que te da la continuidad. Era una situación muy rara, porque no es que cada uno jugara una competición, es que compartíamos todo. Claudio y yo casi bromeábamos. Supongo que él lo llevaba mejor, porque al final tenía muchos años más de profesión que yo, más experiencia. Para mí era nuevo y más difícil de controlar. El no tener continuidad te acaba afectando, genera más presión", ha explicado el de Maia en una entrevista concedida al diario As.
Pese a todo, el cancerbero verdiblanco también saca una lectura positiva de todo lo vivido, admitiendo que es algo que le ha llevado a madurar como profesional. "Seguro. Al final todas las vivencias del fútbol profesional te enseñan. Afortunadamente ahora juego más seguido y estoy disfrutando como nunca", señaló. Y es que, a sus 30 años, Rui Silva cree estar el punto más álgido de su carrera. "Sí, posiblemente sea mi mejor momento a todos los niveles. He madurado muchísimo y ahora juego más tranquilo. He ganado en personalidad y carácter", sentenció, no sin repartir méritos entre todos sus compañeros: "Se debe al trabajo de todo el equipo, no sélo del portero. Hay un grupo muy comprometido en poder ayudar defensivamente porque sabemos que no encajar es muy importante en partidos que se resuelven por detalles.
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Este nuevo escenario, sin embargo, choca con los planes que tenía el club el pasado verano. La idea era firmar a Álvaro Valles y poder generar una plusvalía con la venta del portugués, que llegó en su día gratis tras no renovar con el Granada. Incluso el propio Rui Silva se dejó querer por el Oporto con unas palabras que no sentaron muy bien en Heliópolis. Pero ahora se siente importante y afirma estar en el sitio que desea estar. "Esas frases se sacaron de contexto. Yo ya juego en un equipo grande. Estoy muy contento en el Betis, un histórico de España. Pero en Portugal, desde que eres pequeño, siempre sueñas con defender a uno de los equipos más importantes. Y sí, es cierto que hubo opciones de volver a mí país este pasado verano", admitió.
Resta por conocer, sin embargo, qué sucederá el próximo verano, pues la idea sigue siendo la de traer de vuelta al meta de La Rinconada, que pasará un año en blanco en la UD Las Palmas y firmará como agente libre (incluso podría tener ya un precontrato). Eso dejará de nuevo al luso en la rampa de salida, pues además sólo le quedaría un año de contrato (acaba en 2026). De momento, su respuesta es firme: se siente mejor que nunca. Incluso, se marca como reto "estar en el Mundial 2026" con su selección.
