Lo del 'miedo escénico' es un término patentado por el siempre locuaz Jorge Valdano para definir el complejo de inferioridad que persigue a los equipos que visitan el gigante feudo del Real Madrid, pero con el tiempo se ha ido extrapolando también a la sensación de los que deben jugar ante el FC Barcelona en el no menos impresionante Camp Nou (ahora en obras que obligan el traslado a Montjüic). Contestan generalmente estos equipos que ese 'miedo escénico' no lo sufren ellos, sino que el impresionable generalmente suele ser el árbitro. Por todo ello, en el duelo de este sábado entre Barça y Betis, muchos focos estarán puestos en José María Sánchez Martínez. Y más tratándose del colegiado de Lorca, a quien ya le acompañan varios duelos polémicos entre azulgranas y verdiblancos.
"Estamos indignados porque es otro partido más en el que consideramos que los árbitros están persiguiendo al Betis", espetaba el vicepresidente heliopolitano, José Miguel López Catalán, nada más concluir el encuentro ante el Barcelona del 10 de febrero de 2020, choque en el que su equipo terminó cayendo por 2-3. El dirigente criticó las controvertidas decisiones de Sánchez Martínez en la expulsión de Fekir, en los 'indultos' a Sergi Roberto o Busquets y en varias acciones polémicas en las áreas que se quedaron sin castigo. "Esas son las cosas tan extrañas que hay", apostillaba ante las cámaras de Movistar + LaLiga.
Mención especial merece aquella roja a Fekir, pues es recordado cómo el galo tragaba indignación ante el distinto rasero entre lo que le pitan en ataque y en defensa. Acababa de ser amonestado por una falta discutible y se enfadó. Intentó controlarse. Incluso se alejó para evitar la 'pelada de cables', pero el colegiado murciano le perseguió hasta que encontró la reacción del '8' del Betis, que vio la segunda amarilla y fue expulsado de manera fulminante en cuestión de décimas de segundo. Para rematar, incluyó en el acta un lanzamiento de objetos por parte de la encolerizada grada del Benito Villamarín, que veía como una gran versión de su equipo volvía a ser frenada por los arbitrajes.
"Siempre se aprenden cosas", aseguraba el propio Sánchez Martínez sólo unos días después. Al ser preguntado por la polémica de ese encuentro, indicaba que fue "algo normal" y que asumir la presión de ese tipo de partidos "va en el ADN de los árbitros". Hay partidos en los que hay más presión otros menos, y eso forma a un árbitro y, sobre todo, a una persona. O sea, que no fue nada especial", añadía.
Sánchez Martínez fue el primer árbitro que echó a Fekir en España, pero la relación entre el murciano y el francés no se quedó ahí. El colegiado de Lorca también fue el encargado de dirigir El Gran Derbi del curso pasado disputado en el Benito Villamarín y que acabó con cuatro expulsados: el propio Nabil Fekir, Borja Iglesias y el entrenador de porteros, Toni Doblas, por parte del Betis; y Gonzalo Montiel por el lado del Sevilla FC. Además, el murciano informó de que se registró "un altercado en el túnel de vestuarios entre jugadores y técnicos de ambos equipos".
José María Sánchez Martínez, de 39 años, afronta su novena temporada seguida en Primera división y este sábado dirigirá un encuentro del Betis por vigésima vez. Los 19 anteriores se han saldado con ocho derrotas, otras ocho victorias y tres empates además de con nueve expulsiones, cinco de ellas a jugadores verdiblancos. El choque, que arrancará a las 21:00 horas en el estadio de Montjüic, será el segundo Barça-Betis tras el ya mencionado de hace tres años en La Palmera.
No fue con Sánchez Martínez, pero en el último Barcelona-Betis también se desató una indignación generalizada por el nefasto arbitraje, perpetrado esta vez por el madrileño Carlos del Cerro Grande. Todo el mundo vio lo mismo: el equipo de Pellegrini estaba muy mal e igualmente podría haber salido goleado del feudo del líder de LaLiga, pero la actuación del colegiado impidió saber qué habría pasado en condiciones de igualdad: la injusta expulsión de Edgar González y un polémico tanto concedido por el VAR al cuadro azulgrana como pilares de ese enfado compartido por prácticamente toda la geografía nacional y avalado hasta por el siempre controvertido Eduardo Iturralde González.
El partido se rompió en sólo seis minutos: se pasó de jugar once contra once con 1-0 en el marcador en el 33', a estar ya con un aplastante 3-0 en el 39', tras dos mazazos seguidos inmediatamente después de las dos amarillas injustas que vio el entonces defensor del Betis (hoy en el Almería) y con un polémico tanto concedido por el VAR a pesar de que las imágenes mostraban que Raphinha había partido de posición de fuera de juego. Así son las cosas del 'miedo escenico'...