El Athletic es un equipo que apuesta por la cantera, pero no todos pueden llegar al primer equipo debido a la alta competencia que existe. El puesto que mejor refleja dicha exigencia en el Athletic es la portería en donde Julen Agirrezabala es suplente de Unai Simón y Álex Padilla ha tenido que salir cedido por la presencia de estos dos guardametas. Esto provoca que, ahora mismo, ser portero del Athletic sea prácticamente imposible para los canteranos que tienen que hacer las maletas. Uno que recientemente tuvo que hacer eso fue Unai Pérez, ahora triunfando en el Barakaldo, que mira atrás y revive su paso por Lezama, afirmando que tuvo momentos agridulces, pero que se siente agradecido con el Athletic.
Unai Pérez, ex portero del Athletic Club que ahora juega en el Barakaldo de Primera RFEF, se formó en Lezama en donde cuenta que el primer año en el Athletic no lo pasó del todo bien. "Le dije a mi madre: ¿Esto qué es? Una exigencia terrible y el primer año no lo pasé del todo bien, porque iba a los entrenamientos muy nervioso, a no fallar, a querer demostrar... pero esa exigencia realmente te mejora y aprendes de eso", dice en una entrevista en Deia.
A sus 23 años, Unai Pérez ahora es titular en el Barakaldo de Primera RFEF con el que lucha para ascender a Segunda división. El guardameta cree que puede ser profesional y tener una larga carrera en el fútbol profesional. "El año que viene no sé, pero creo que sí puedo llegar a vivir de esto, y es la ilusión que tengo".
Unai Pérez sigue contando su historia en el Athletic Club y señala que el último año en Lezama fue agridulce porque entrenaba con el Bilbao Athletic pero luego iba convocado con el Basconia y no jugaba. "Iba a entrenar con el Bilbao Athletic y luego en el Basconia tampoco jugaba. Entonces ese último año en Lezama fue un poco agridulce porque decía que si estoy entrenando con el Bilbao Athletic, es porque en el Basconia estoy antes que el otro portero. Estaba todo el año en dinámica del Bilbao Athletic, luego bajaba y no jugaba".
Finalmente, Unai Pérez da la clave para que el Athletic Club tenga a tan buenos porteros siempre. "Con Armando Ribeiro estuve cuatro años, luego con Dani Aranzubia, también. Es la exigencia, porque yo me acuerdo que el primer día que llegué, no voy a decir que casi me fui a casa llorando, le dije a mi madre que esto es muy duro. Pasé de calentar yo solo en los entrenamientos o con mi compañero a no poder fallar ni un balón entrenando. La exigencia es la diferencia de por qué salen tantos porteros buenos de Lezama".
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