La década de los 2000 estuvo marcada, en lo que a telefonía móvil se refiere, por los Nokia, el antecesor de la BlackBerry y el iPhone. Dentro de la serie de teléfonos Nokia 3000 hubo uno que superó al resto, el 3210, uno de los móviles más populares de la historia de la telefonía móvil.
En su momento, cuando Nokia lo lanzó al mercado en 1999, fue un dispositivo revolucionario para su época. Tenía un diseño compacto que le hacía ser muy cómodo de usar, algo que era una novedad debido al tamaño de anteriores teléfonos. También fue de los primeros móviles en poder intercambiar su carcasa, lo que lo hacía personalizable por el usuario. Esto, sumado al icónico juego 'Snake', que se convirtió en un fenómeno cultural, hizo que el Nokia 321 adquiriese una gran popularidad entre los jóvenes, siendo el primer teléfono que se puso de moda.
En cuanto a especificaciones técnicas, el 3210 también fue de los primeros teléfonos que podían enviar y recibir mensajes de texto (SMS), con una pantalla monocromática de matriz pasiva y con politonos, es decir, tonos de llamada polifónicos. Hoy en día esto puede no parecer nada, pero en su momento hacían de este dispositivo un aparato de vanguardia, batiendo todos los registros en lo que a ventas se refiere, con más de 150 millones de móviles vendidos.
Ahora, cuando se cumplen 25 años del nacimiento de dicho modelo, el mítico teléfono podría volver a ponerse a la venta, aunque actualizado a nuestros días.
Según la empresa HMD Global, creadora y propietaria de Nokia, algunos de los modelos que triunfaron en el pasado podrían volver a salir al mercado por el aniversario de la marca.
"Un icono regresa en mayo", han publicado en redes sociales, un mensaje que ha llevado a todos a pensar en el mítico Nokia 3210.
Otro de los aspectos que hicieron único al Nokia 3210 era su fortaleza. Romper uno de estos teléfonos era una tarea prácticamente imposible.
Caídas, golpes, las manos de niños pequeños... el 3210 lo soportaba todo, aunque la mejor historia de aguante ocurrió en Inglaterra.
Un hombre perdió su teléfono en la playa, recibiendo su pareja una llamada desde ese número días más tardes. Al otro lado de la línea había un pescador, que había encontrado el móvil dentro de un bacalao que se lo había tragado en el mar.