Luis Zahera es uno de los actores más reconocidos del panorama español. Dentro de su capacidad para interpretar personajes y llevarlos a su máximo nivel, parece que lo alcanza en papeles concretos. Parece que Zahera, con su voz y su forma de representar al personaje, haya nacido para interpretar a los villanos de los universos donde actúa, especialmente si se trata de mafiosos. Así lo demostró en series tan importantes en los últimos años como ‘Vivir sin permiso’, donde encarnaba a la perfección el personaje más cercano al protagonista Nemo, un capo del narcotráfico en Galicia. Sin embargo parece que ese cierto encasillamiento que podía tener el actor gallego, está cambiando, así lo demuestra en su nueva película, ‘Tierra de nadie’
Un nuevo horizonte para Luis Zahera
‘Tierra de nadie’ se estrena este viernes 28 de marzo, un thriller donde el propio actor ha asegurado el motivo de su elección. “Me llamaba poderosamente la atención porque no estoy muy acostumbrado a estos personajes que, gracias a Dios, pues me empiezan a dar el chance de hacerlos”. Esta nueva película ha sido dirigida por Albert Pintó, que ha trabajado en proyectos como ‘La Casa de papel’, ‘Malasaña’ o ‘Nowher’. Por su parte ‘Tierra de nadie’ se trata de un drama que está inspirado en hechos reales. Aquí se contará la historia de un guardia civil, un pescador que se convierte en narco, y un depositario judicial que se mantiene entre lo legal y lo ilegal. El director ha planteado que quería “meterle mucha humanidad” sobre todo buscando que una de las ideas básicas del filme, con la que se quedara la gente, sea la amistad entre los personajes, como la historia se desarrolla a través del amor entre los tres.
Por eso uno de los objetivos principales del director ha sido compaginar y equilibrar bien la intensidad de la acción propia del thriller con la carga emocional de la historia. Sobre todo, porque para el director hay una gran responsabilidad con los afectados por esta historia, y era importante representarlo con fidelidad y “no ser maniqueo”. En este caso, a pesar de la diferencia con otras de sus obras, plantea que todos los géneros tienen una serie de leyes y códigos que el público espera. Especialmente ha hecho hincapié en tratar de recalcar que “ni los malos son muy malos ni los buenos son muy buenos”. Para conseguir todos esos objetivos, Pintó ha asegurado que ha aprendido a dar espacio a sus intérpretes, a dejar que ellos propongan para que nazcan escenarios diferentes.