El mes de diciembre es un mes de celebración. Entre las cenas de empresa y las festividades de Navidad y Nochevieja, las reuniones en torno a una mesa son muchas. Y es que en España somos muy de reunirnos con comida y bebida, buena prueba de ello es que la Constitución Española se cerró en un bar, poniendo fin entre cañas y vinos a la disputa de las dos Españas. En la época navideña estas reuniones viven su momento más álgido, con comidas y cenas donde se junta toda la familia, siendo incluso el único momento del año en que esto ocurre.
La cena de Nochebuena, la comida de Navidad, la cena de Nochevieja y la comida de Año Nuevo son las cuatro reuniones familiares por excelencia. Cuatro eventos en los que no se puede dejar nada al azar. El menú y los platos, aunque hay muchos tradicionales, pueden sufrir variaciones de un año a otro, pero lo que es también muy importante es la forma y el orden con el que nos sentamos a la mesa.
Lo primero que hay que tener claro es quién debe presidir la mesa, algo que está muy claro y no tiene lugar a dudas. La persona de mayor edad que asista a la cena o la comida es la que debe presidir la mesa, sentándose en el lugar más prominente. Por tanto, lo primero que se aplica es el 'criterio de la edad'.
Aunque esto es lo habitual, también se puede dar el caso de que la persona de mayor edad no presida la mesa. Según los documentos de protocolo, si asiste un invitado de otro país o un sacerdote, se les debe ceder el sitio prominente.
Un lugar importante en la mesa también tiene que tener los anfitriones, quienes deben sentarse a la derecha de los que se encuentren presidiendo.
Para el resto de invitados no existen unos criterios claros ni específicos sobre sus ubicaciones en la mesa. Lo normal es situarse donde más cómodo se encuentren, normalmente escogiendo sitio por afinidad con la persona que se tiene al lado.
Hay otros factores a tener en cuenta. Por ejemplo, que el lugar que le corresponde a una persona mayor sea incómodo porque le haya tocado la 'temida' pata de la mesa. En ese supuesto, una persona joven podrá cambiarle el sitio sin problemas.
Por último, hay que destacar que son los anfitriones los que tienen la última opinión sobre la organización de la mesa, aunque esto no quiere decir que las opiniones del resto de invitados no importen. Lo más importante es disfrutar de una cena o comida entrañable y en compañía de los seres queridos.