“Tenemos mucha confianza en nuestros jugadores y sabemos que tenemos que mejorar”.
Audie Norris, que volvía a actuar de primer técnico ante la imposibilidad de
Scott Roth, repetía el pasado sábado, en la sala de prensa de
Miribilla, una verdad incuestionable, pero con más visos de mantra que de otra cosa. Tras la derrota frente al
Bilbao Basket (89-61), el Baloncesto Sevilla, colista de la Liga ACB, colocaba el 0-5 en contra, sumando el peor arranque en la competición con el formato clásico, y el segundo peor inicio si se atiende a aquella embrionaria temporada 89/90 y su peculiar división en grupos. Matices al margen, sólo en el estreno del entonces
Caja San Fernando en la máxima competición doméstica se comenzó de forma más preocupante.
Un precedenteEn dicho curso, los hispalenses, que terminaron duodécimos, encadenaron hasta siete tropiezos consecutivos ante Mayoral Maristas, Puleva Baloncesto Granada, Huesca Magia, Gran Canaria, TDK Manresa, Tenerife Nº 1 y Pamesa Valencia. A la octava llegaría, por fin, la vencida con un oxigenador triunfo frente al Caixa Ourense.
Un panorama no tan distante del de la presente campaña 14/15. Los pupilos del cada vez más desacreditado Roth, que ya cayeron frente a Iberostar Tenerife, Valencia Basket, Fuenlabrada, UCAM Murcia y Bilbao Basket, afrontan un calendario inmediato que ofrece poca tregua. Reciben en
San Pablo al
CAI Zaragoza, visitan al Estudiantes y, en unos 20 días, aguardan la llegada a Sevilla del Real Madrid.
“No estamos compitiendo los 40 minutos, hemos recortado la diferencia en el segundo cuarto a seis puntos, por tanto debemos ser más regulares en las próximas jornadas”, insistía Audie Norris tras el enésimo desliz en el
Bilbao Arena. Eurocup aparte (viaja a Francia para medirse este miércoles al SLUC Nancy), el próximo domingo ante los maños ya no queda otra que ganar o ganar.