Tuvo que limitar el número de comentarios en su perfil de Instagram porque, como le ocurría a la mayoría con su golazo al Rayo Vallecano, le estaría explotando literalmente la cabeza con las notificaciones. "Estoy muy contento por el gol, pero más contento todavía por esta importantísima victoria. ¡Modo Cápsula! Musho Betis", escribía un modesto William Carvalho tras una acción técnicamente sublime en la que se marchó de Catena en el área con un autopase entre sus piernas (la cachita de toda la vida, el túnel o caño para los modernos) para batir a Dimitrievski con la misma pausa, exasperante a veces para el aficionado, que destila en el centro del campo. Porque parece que se la van a quitar, pero casi nunca se la quitan. Maneja tan bien su cuerpo el luandés que, ahora que incluso está (o lo parece) más fino, destroza líneas rivales con un simple cambio de ritmo o una conducción protegida.
Compañeros de equipo (algunos, con vulgaridades muy al caso, todo sea dicho) y selección, ex colegas y amigos como Sidnei, periodistas, comentaristas, aficionados en general... Todos se deshicieron en el momento y después en elogios hacia el ex del Sporting Clube por la obra de arte que firmó para hacer el 1-2 en la ida de las semifinales de la Copa del Rey. Hasta ESPN se atrevía a bromear con que ese regate era "desagradable" para los contrarios por el sitio en que les dejaba. La punta del iceberg de una temporada, temporada y media quizás, redonda de Carvalho, uno de los que ha recuperado Manuel Pellegrini, como ocurre con Borja Iglesias, para regocijo del beticismo. Intocable ya en las alineaciones del 'Ingeniero', que lo reservará seguramente ante el Levante para que esté listo ante el Zenit, se ha ganado por méritos propios figurar, junto a Guido, en su once de gala.
Lógicamente, el club verdiblanco aplaude la 'resurrección' de William, aunque ésta le deja en una posición delicada burocráticamente hablando. Si bien es cierto que en ocasiones se frenó su posible salida desde la planta noble del Villamarín, otras muchas el internacional portugués estuvo en la rampa de salida, ofrecido a diestro y siniestro por intermediarios de confianza, habida cuenta de que no estaba rindiendo como se esperaba y se exigía al segundo mejor pagado de la plantilla. El propio mediocentro o Pellegrini evitaron que propuestas como las del Besiktas, el Benfica o el Fulham propiciaran su marcha. Ahora, en el mejor momento que se le recuerda, el '14' se aproxima a la última ventana en que el Betis podrá recuperar su inversión, que fue de 16 millones fijos y 4 por objetivos por el 80% de su pase.
Si no media ampliación de contrato o traspaso el próximo verano, Carvalho será libre para comprometerse con quien desee la próximas Navidades, ya que su contrato expira el 30 de junio de 2023. No es ningún secreto que las perspectivas del Betis hacia él han cambiado y que su renovación sería bienvenida, pero también conocen los dirigentes verdiblancos que serña complicado que el originario de Angola acepte una rebaja salarial a cambio de una vinculación mayor, como ya han hecho Borja Iglesias, Canales o Fekir. Lejos de haber cerrado ya su continuidad hasta 2026, como difundían ciertos portales, las negociaciones con su agencia, Media Base Sports, se encuentran en una estado embrionario. De hecho, conscientes de tener ahora la sartén por el mango, seguramente la empresa liderada por Pere Guardiola alargue las gestiones para escuchar propuestas de postín. Por el momento, según ha podido saber ESTADIO, han recibido la solicitud bética, pero todavía no se ha fijado siquiera la primera reunión entre las partes.