A veces, las cosas no salen como uno desea o cree que merece. En un fútbol cada vez más competitivo, el esfuerzo y el trabajo en muchas ocasiones no tiene la recompensa de minutos sobre el césped.
Miguel Rodríguez (Sevilla, 23/03/1998),
mediocentro del Betis Deportivo, ha tenido una
temporada difícil: apenas ha contado con oportunidades. "
Así es el fútbol. Un año muy duro pero, desde el principio, con la
ilusión intacta", afirma el heliopolitano, ya
centrado en el 'play off' exprés de ascenso a Segunda B que el filial debe disputar en julio.
Después de toda una vida en la familia verdiblanca, el mediocentro ha vivido durante esta campaña sus momentos más duros: sólo 163 minutos repartidos en seis encuentros. A pesar de su falta de protagonismo,
el canterano no ha decaído en su ánimo ni esfuerzo para ganarse la confianza de Manel Ruano. "Sinceramente, es complicado. Cada día doy el 100% para mejorar y demostrar al míster que puedo ser importante de cara al fin de semana.
Confío mucho en mí, a pesar de no tener oportunidades", razona el fino centrocampista, quien demuestra madurez en sus palabras: "Esto ya es un trabajo y
no somos niños como para enfadarte por no jugar. De esa época he aprendido a saber actuar con respeto cuando no soy imprescindible en un equipo".
La templanza de Miguel Rodríguez al hacer referencia a la presente temporada es el reflejo del tipo de fútbol que predica. Por delante de la defensa,
su misión es darle fluidez al juego del equipo: "Mi juego es el toque rápido; a la primera, buscar el pase fácil al compañero, tanto en corto como en largo para que la jugada continúe.
Para mí, la efectividad en el pase es lo más importante".
A la búsqueda de un sueño en verdiblanco
El centrocampista es
el paradigma del canterano. Con tan solo siete años, cuando era benjamín, aterrizó en Los Bermejales para iniciar una gran carrera en la fábrica bética. "En total, 14 años y medio seguidos, sin faltar un día", cuenta Miguel Rodríguez, quien, siendo juvenil,
debutó en el primer filial heliopolitano en el tramo final del curso 16/17, de la mano de
José Juan Romero.
En su progresión ejemplar en la casa verdiblanca,
Miguel Rodríguez vivió un sueño en el inicio de la temporada pasada, cuando Quique Setién lo llamó para que fuese parte de la expedición del Betis que viajó a Atenas para medirse al Olympiacos. El mediocentro disfrutó en primera persona del regreso a Europa. "Fue una experiencia increíble. Tenía mucha ilusión, lo que llevaba soñando desde pequeño. Me llevó Setién y
sólo me faltó el debut, el que
espero con muchas ganas", recuerda.
Miguel Rodríguez, ejemplo de bético y, especialmente, de madurez y profesionalidad incluso cuando las cosas no salen como uno desea.