El exfutbolista del Real Betis
Faruk Hadzibegic, actual seleccionador de
Montenegro, rememora treinta años después a la última gran selección de
Yugoslavia, la que jugó los cuartos de final del
Mundial de Italia 1990 y fue "una gran generación" con componentes de las seis repúblicas federadas.
El bosnio
Hadzibegic compartió vestuario con serbios como
Stojkovic o Spasic, montenegrinos como
Savicevic, eslovenos como
Katanec, macedonios como
Pancev y croatas como los jóvenes
Suker, Jarni o Prosinecki, entre otros, un año antes de que Yugoslavia se desmembrase tras una cruenta guerra civil.
En aquel mundial, los yugoslavos perdieron en los cuartos contra la Argentina de
Maradona y de
Gabriel Humberto Calderón, que había sido compañero de Faruk en el
Betis. "Fue una buena generación la que jugó con Yugoslavia el Mundial del 90. Aquello quedó como un gran recuerdo para todos los que formábamos aquel equipo", rememora
Hadzibegic para
EFE desde su domicilio en París, donde se halla confinado.
El que fuera director deportivo y entrenador interino del
Betis asegura que la relación entre los jugadores era "de hombres, de deportistas", con independencia de su origen, de modo que "no se hablaba de política y nunca hubo problemas. La comunión con croatas, serbios, eslovenos... con todos era perfecta".
El
seleccionador de Montenegro recuerda que "por detrás" de aquella generación "venían Suker -quien ya estuvo presente en Italia 1990-, Mijatovic, Savicevic... De no haberse desintegrado Yugoslavia", esa selección unida "podría haber sido campeona de Europa o del mundo algunos años más tarde".
Hadzibegic, en plena crisis sanitaria, no quiere pronunciarse sobre un regreso de la alta competición porque "ahora lo más importante es la salud, ya habrá tiempo para el fútbol".
Faruk Hadzibegic llegó en 1985 al
Betis, donde la afición lo rebautizó enseguida como 'Pepe' debido a lo impronunciable de su apellido, y aún recuerda "el cariño de todos nada más llegar", lo que hizo que se adaptase "muy rápidamente a pesar de que no sabía español, pero el Betis y Sevilla" le "cambiaron la viva".
En dos años, logró
"vivir el Betis igual que un bético nacido en Sevilla", en parte debido a la "oportunidad de coincidir con
Rincón, Gabino, Calderón, Cervantes... jugar con esos futbolistas fue un sueño" y apunta especialmente "cuando hablaba el capitán, -Antolín- Ortega antes de jugar los derbis". "Igual falta hoy algo de eso, sin criticar a nadie. El
Betis lo tiene todo, únicamente puede que le falte esa motivación para ganar esos partidos. Lo primero en mi época era ganarle al Sevilla porque ésa es una rivalidad que permite a los dos crecer", añade.
Faruk Hadzibegic, que sólo dirigió tres partidos al conjunto verdiblanco en 2000, cuando el descenso a Segunda era casi un hecho, cree que merece "una nueva oportunidad en el Betis. Seguro que llegará algún día, ojalá" porque "la manera de vivir el fútbol en Sevilla pone la piel de gallina", concluye.