La marcha de
Abelardo del Alavés dibujó un escenario incierto en Mendizorroza. Pero el club vasco ha sabido apostar por
un relevo lógico, tratando de dar continuidad al estilo del técnico asturiano con la llegada de
Asier Garitano, que pese a su fracaso anterior en la Real Sociedad, hizo un gran trabajo en un
Leganés del que sacó el máximo rendimiento con escasos mimbres. Justo lo que se le pide en Vitoria.
Ambos entrenadores tienen un perfil de
mucho trabajo táctico y solidez defensiva como premisas básicas, construyendo equipos ordenados que salen bien a la contra y no necesitan tener mucha posesión.
No habría tenido mucha lógica apostar por un estilo de toque con un centro del campo en el que
no existe un jugador creativo, déficit que tampoco se solucionó el pasado verano. Y con esa idea, Garitano aún anda cogiéndole el aire al equipo, sin que de momento aparezca
el fantasma del descenso.Para ello, ha ido amoldando sus ideas y ha utilizado varios sistemas,
desterrando el 4-1-4-1 con el que aterrizó para probar incluso de manera puntual con una zaga de tres centrales y apostar finalmente por un 4-4-2 (también ha jugado con 4-2-3-1) que es el que más partido saca a sus virtudes.
Porque arriba,
con Joselu y Lucas Pérez, el Alavés ha encontrado la pólvora necesaria para hacer buena su idea de pertrecharse, jugar en pocos metros, robar y tratar de golpear.
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