Lorenzo Serra Ferrer y el
Betis cumplen este viernes sus
Bodas de Plata. Cumple 25 años una historia de amor verdadero, con momentos en los que cada uno tiró por su lado; pero, sobre todo, ofreciéndose mutuamente sus mejores años y viviendo juntos algunos de los mejores momentos de sus respectivas vidas.
El de
Sa Pobla llegó a
Heliópolis un 1 de marzo de 1994 con el equipo en
Segunda división para sustituir a
Sergio Kresic, que había sido destituido en la jornada 26 con el equipo octavo y a seis puntos de los puestos de ascenso. Ese mismo día firmó, dirigió su primer entrenamiento y dejó una frase que, como recuerda la cuenta de Twitter @MemoriadelBetis, pasó a ser un dogma en el beticismo: "Hay que poner al club a la altura de su afición".
Su efecto en el equipo fue inmediato. En las últimas 12 jornadas, ganó 10 y empató dos. Ascendió y al año siguiente puso patas arriba la
Primera división, quedando tercero y clasificando al
Betis para jugar la
Copa de la UEFA en la 94/95. Además de revulsivo, consolidó al equipo en la elite, siendo octavo en la 95/96 y cuarto, además de
finalista de Copa, en la 96/97; lo que le valió para jugar la
Recopa al año siguiente.
Se marchó a su verdugo copero, el
Barcelona, y regresó a su casa en 2004 para lo que parecía imposible: hacer que la segunda parte no sólo fuese buena, sino aún mejor que la primera. Con el balear de nuevo a los mandos, llegó la mágica 04/05. La temporada del último título que adorna las vitrinas del club, la
Copa de 2005 ante
Osasuna, y con un cuarto puesto que convertía al
Betis en el primer equipo andaluz en disputar la nueva
Champions League. Para mayor regocijo, adelantado 'in extremis' al eterno rival.
La 06/07, mala en lo deportivo y agotadora en su relación con
Lopera, fue la del divorcio. Separación del que fuera consejero delegado, no de un club al que siguió amando desde su tierra natal. Se dejó ver con la oposición y acabó consumando su tercer regreso en mayo de 2017 de la mano de
Haro y
Catalán para asumir la vicepresidencia deportiva. Y llegó con el mismo lema que cumplía este viernes 25 años: "Hay que poner al club a la altura de esta afición". En una década separados, el
Betis vivió en la mediocridad, jugó tres temporadas en
Segunda y sólo en una jugó en Europa.
Estas
Bodas de Plata pillan al beticismo de bajón después de dos sueños rotos, el europeo y el copero, en sólo una semana. Pero no debe olvidar que en este último año y medio con
Serra Ferrer ha vuelto a jugar en tres competiciones y a jugar unas semifinales de
Copa. La relación sigue siendo exitosa. Les sigue yendo mucho mejor juntos que por separado. Mientras sigan bien avenidos, que cumplan muchos más.