Roman Zozulya y el
Betis recibieron ayer la primera buena noticia desde que el pasado día 1 de febrero se viese frustrada su cesión al Rayo por culpa del hostil recibimiento de Vallecas, que se opone a que juegue de franjirrojo y que le acusa de tener ideas nazis aunque él lo niegue. La buena nueva le ha llegado desde su país, donde el Dnipro, el club que abandonó en verano para firmar por el
Betis, le abre la puerta para regresar a Ucrania. Eso sí, ni para las buenas noticias tiene suerte el de Kiev, que antes debe salvar una sanción que pesa actualmente sobre el Dnipro por impagos y que le impide fichar. En ello trabajan desde el mediodía de ayer los agentes de
Zozulya y la Federación ucraniana, que tienen 15 días de plazo. El mercado de fichajes en su país no cerrará hasta las 23:59 horas del día 2 de marzo.
La opción de irse a jugar fuera la ha tenido presente siempre, pero firmar por un cuarto club no era viable. Lo avisó la AFE y la FIFA dejó claro a los representantes del futbolista que esa vía no está permitida, pues la normativa prohíbe que un jugador sea inscrito en más de tres clubes en una misma temporada.
Por lo tanto, sólo quedaba seguir trabajando con el
Betis -ayer se ejercitó con el grupo y hoy lo volverá a hacer- a la espera de que el Rayo y las instituciones decidiesen poner algo de su parte para que pueda ejercer su derecho a trabajar. En estas, apareció el
Dnipro.El entorno de
Zozulya se lo consultó a la FIFA, que le autorizó a ser inscrito por su club de origen, al ser uno de los tres por los que ha pasado este curso y teniendo en cuenta que no llegó a jugar en partido oficial, algo que sólo ha hecho en el
Betis. Una especie de vacío legal a la espera sólo de recibir un permiso para poder jugar y no quedarse sin competir cinco meses.
Desde luego, después de que el Gobierno, la Federación y la embajada de su país remarcasen lo extraordinario del caso para pedir una solución, sería incongruente que ahora no se la diesen ellos.