Alvaro Arenillas4 min lecturaEl que ha seguido de cerca la trayectoria de Jabari Parker sabe que lo ha pasado realmente mal. Cuando arribó a la NBA como número 2 del draft de 2014 no pocos lo colocaban como un jugador que marcaría época. Potencia, inteligencia, tiro exterior... Era algo así como un Larry Johnson del siglo XXI. Pues bien, tal consideración saltó por los aires cuando las lesiones hicieron acto de presencia, y no hablamos de cosas leves, sino de perderse temporadas enteras a causa de graves dolencias de rodilla.
Pese a que insistió una y otra vez en hacer carrera en la NBA, la realidad le fue golpeando poco a poco hasta entender que allí no estaba su sitio. Así, tras pasar la campaña 2021-22 con Boston Celtics, fue en verano del año siguiente (2023) cuando estampó su firma para convertirse en nuevo jugador del Barça y dar el salto a Europa. Tenía dudas. Era un gran cambio y llevaba mucho tiempo jugando poquísimo, y es que entre 2020 y 2022 fueron solo 25 partidos oficiales. ¿Respondería ese cuerpo que otrora le había abandonado? ¡Vaya si lo ha hecho!
Decir que está triunfando en el Barcelona es quedarse cortos. Se ha convertido en todo un referente del equipo y en el último partido, disputado este domingo en la Liga ACB contra el MoraBanc Andorra, logró su mejor anotación al irse hasta los 34 puntos. Tal despliegue de cualidades le hacen ser objeto de deseo para todos los clubes de Euroliga, y sin duda podría tener de nuevo una oportunidad en Estados Unidos, pero a sus 30 años solo le sale confirmar su compromiso con la entidad catalana y mostrar su enorme satisfacción por la decisión tomada en agosto de 2023 y los resultados obtenidos.
"La del Barça será la única camiseta que guarde cuando me retire. Habría sido muy bonito ser una de las grandes estrellas de la historia de la NBA, pero no hay nada garantizado. Podría haber dejado el baloncesto a los 14 años y ahora, con 30 años, todavía estoy jugando en el deporte que me encanta, jugando la Euroliga, en una ciudad y un club espectacular", asegura en una entrevista concedida a los medios del club catalán.
Parker destaca de la Ciudad Condal la pasión que existe con el baloncesto. "Aquí es un deporte casi espiritual. La gente vive, come, bebe y duerme baloncesto. Y esto es lo que quiero, porque me encanta este deporte. Cuando veo aficionados cantar durante 40 minutos o a personas de 70 años venir a cada partido, sé lo que supone estar en este lugar. Tras las lesiones no tenía la garantía de poder andar con normalidad. Ahora puedo hacer lo que hacía antes de pasar dos veces por el quirófano. Me siento afortunado", explica.
Respecto a las cosas que ha cambiado en su día a día para encontrarse en el presente en plenitud física, Parker, practicante de la religión mormona, subraya que se siente mucho mejor desde que empezó a hacer una dieta vegana.
"Lo tomé de un compañero de la iglesia tuvo cáncer. Entonces aprendí a hacer un cambio y a pedir comida más sana. Juego mejor gracias a él. Murió hace dos años y le echo mucho de menos", recuerda antes de asegurar que ser humilde suma mucho a su causa. "No hay diferencias entre yo y el chico que limpia el suelo del Palau", concluye el jugador natal de Chicago.