El Análisis

Un Sevilla más decidido, salvo el arquero

Alejandro SáezAlejandro Sáez
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Un Sevilla más decidido, salvo el arquero
Joaquín Correa durante un lance del juego. - Alejandro Sáez
Vincenzo Montella volvió a tirar de su once base en Butarque, donde el palaciego Jesús Navas sigue afianzándose en el lateral derecho y en el que el madrileño Pablo Sarabia generó la mayoría de las ocasiones de ataque del plantel blanquirrojo, especialmente durante la primera mitad, en la que los nervionenses se mostraron mucho más cómodos sobre el césped. Un Sevilla al que el técnico italiano ha conseguido cambiarle la cara, mostrándose un equipo mucho más vertical y sencillo en su juego, dejando atrás ese soporífero ritmo que imponía meses atrás con Eduardo Berizzo en el banquillo. Y es que los de Nervión, si por algo destacan hoy día, es por ser un plantel mucho más decidido (salvo Sergio Rico), finalizando todas sus jugadas y brillando por un fútbol mucho más eficiente que antaño.

Este Sevilla propone, filtra y gasta unas bandas mucho más protagónicas, con un Luis Muriel pleno de confianza y entrega en la vanguardia, además de gol. El ´Mudo´, mucho menos participativo entre líneas que en partidos anteriores, cedió gran parte de la elaboración a Éver Banega, dándole entrada Montella a Nolito por Muriel. Un movimiento que propició que Correa acabara jugando de falso ´9´, mientras que Ben Yedder esperaba su oportunidad desde el banquillo. Un Sevilla protagónico que llevó el peso del partido durante gran parte del mismo, hasta que Sergio Rico, con un grave error bajo palos en la salida, posibilitó que el Leganés se metiera en el partido, siendo El Zhar el futbolista pepinero que más peligro generó a la retaguardia sevillista. Es decir, todo abierto para la vuelta.