Cuando se aterriza en un equipo nuevo siempre se dice que hay que tener paciencia con los futbolistas porque tienen que adaptarse, conocer a sus compañeros, aprender los conceptos tácticos de su entrenador... siendo cierto que también hay jugadores que caen de pie en su nuevo lugar de trabajo y tiran la puerta tan rápido gracias a su buen rendimiento que dejan todos los dichos anteriores en simples leyendas urbanas futbolísticas.
Un ejemplo claro de ello es el caso de
Erik Lamela en el
Sevilla FC, el cual sólo sabe aportar positivamente a una escuadra a la que acaba de llegar.
Y es que el argentino ya suma cuatro goles en diez partidos de
LaLiga.
Cuatro dianas conseguidas en 441 minutos disputados, lo que hace que el atacante anote un tanto cada 110 minutos. Una media muy respetable para un jugador que no es delantero puro.Además de ello, sus anotaciones han tenido una gran transcendencia para el
Sevilla FC, pues ayer rescató un punto de
Mallorca, en
Getafe rompió la igualada para dar el triunfo a su equipo y contra el
Rayo Vallecano sentenció el choque con los dos goles que hundieron al conjunto capitalino.
Los goles de son sinónimos de puntos en el
Ramón Sánchez-Pizjuán.