Otra semifinal. Otra ilusión dentro de la rutina sevillista de los últimos años de disputar casi todas las temporadas citas de esta índole con un título lo suficientemente cerca para creer en la consecución de otro capítulo histórico. Una gesta impensable después de que el sorteo de cuartos le emparejara con el
Atlético de Madrid en plena crisis de resultados pero que se consumó merced a una espectacular reacción de la mano de
Montella que propició la brillante eliminación de los colchoneros y la presencia nervionense en un bombo más benévolo.
Porque las aguas bravas rojiblancas dieron paso a las aparentemente más apacibles del
Leganés, aunque, tras fulminar a
Villarreal y
Real Madrid, nadie se fía en absoluto de los pepineros más allá de que se trate del rival a priori más asequible entre los semifinalistas.
Montella ha insistido precisamente en la necesidad de afrontar el primer asalto en
Butarque con plena concentración, tal y como lo hizo el equipo en el
Wanda, con la intención de firmar un resultado que le otorgue una ventaja de garantías de cara a la vuelta en el
Ramón Sánchez-Pizjuán.
Los albiazules, evidentemente, enfilan este partido histórico (es la primera vez que llegan tan lejos en la Copa) con una ilusión desbordante y con el apoyo de los suyos, que abarrotarán el estadio, dispuestos a mantener su portería a cero, lo que se ha producido en numerosas ocasiones en esta temporada. Y es que el equipo de
Garitano se construye a partir de un sistema defensivo muy sólido, con líneas juntas y sin complejos a la hora de replegarse en su campo.
Para superar este entramado,
Montella desplegará su once base, el que apenas ha retocado desde el triunfo en el
Wanda al margen de las variantes obligados por las bajas, caso de la entrada de
Jesús Navas como lateral ante la lesión de
Corchia. Fórmula que le ha funcionado y repetirá de nuevo esta noche para conformar la misma defensa que en los dos choques anteriores, con
Mercado en el eje junto a
Lenglet, y
Escudero en la izquierda.
El único cambio que introducirá será en la punta de lanza, a la que regresará Muriel después de su suplencia circunstancial en
Liga y de constatar con su aportación y en la segunda parte que va camino, gracias a la confianza de
Montella, de exhibir su mejor versión. En la medular acumulará nuevamente talento para profundizar en su estilo vertical y dinámico, con
Banega junto a
Nzonzi por detrás de
Franco Vázquez, el as del italiano para desequilibrar entre líneas con la colaboración de
Correa y
Sarabia. Estiletes capacitados para marcar la diferencia y acercar un poco más el sueño sevillista de otra final.