Luisma Sánchez4 min lecturaNo lo tuvo nada fácil, pero también gracias a la estrategia del Bora, Primoz Roglic consiguió llevarse una nueva etapa del Dauphiné. Una victoria que le acerca cada vez más al esloveno a conseguir su segundo Critérium. Una séptima etapa bastante complicada y con varios competidores, como el el español Marc Soler u Oier Lazkano. La decepción vino con Remco Evenepoel, quien da muestras de que su nivel actualmente no le da para competir con los de arriba.
Roglic atacó a escasos metros del final de la etapa y nadie pudo cogerlo. Ni siquiera Jorgenson (Visma), quien se acercó a su rueda trasera para tratar de hacerle titubear a falta de unos metros para cruzar la línea. Sin embargo, el esloveno mantuvo el pedal fuerte y con mucho brío pudo coronarse. Dejó atrás a Oier Lazkano, quien a falta de unos 500 metros intentó una escapada que alertó a Roglic. Tres españoles dentro del top-ten en la general: Carlos Rodríguez (quinto), Oier Lazkano (octavo) y Mikel Landa (décimo).
La etapa reina de la Dauphiné estuvo bastante disputada desde el inicio. Fue sin duda una prueba de fuego para los aspirantes. Ya en los primeros kilómetros tocaba ascender el Col des Saisies, donde ya hubo varios intentos de fuga y abandonos. Enorme Marc Soler, quien resultó ser un gran revulsivo. Por detrás el pelotón ya se veía algo más reducido, aunque este estaba controlado por Roglic, que no se sentía amenazado por el momento.
Las esperanzas se depositaron en Marc Soler, quien sacó más de minuto y medio a sus perseguidores tras una subida al Col de la Ramaz. Más tarde iba a ir aumentando su diferencia con respecto al resto de corredores. Tras subir a Samoens su ventaja ya era de cuatro minutos.
Esta brecha se iba a ir reduciendo a falta de 4 km para la meta. Ya tan solo un escaso grupo de diez perseguían al catalán, aunque entre ellos no estaba Remco Evenepoel, quien confirma que su estado de forma no es el ideal de cara al Tour de Francia. "La diferencia es grande y sé que todavía tengo mucho trabajo por hacer. Para mí no es una sorpresa ceder en una subida tan empinada, sé que todavía no estoy en forma para disputar con los mejores. Así es la vida”, decía el belga.
Ya a falta de 2 km el grupo de diez terminaron hundiendo a Soler. Su ataque llegó desde muy lejos y no era muy complicado seguirle el ritmo. Lazkano lo intentó con una escapada que prometía al principio, pero que enseguida recibió una respuesta tanto de Roglic como de Jorgenson. Vlasov también lo intentó, pero fue superado por el esloveno, que no iba a perdonar. Un ataque muy disputado y muy vigilado, pero que terminó acercando a Roglic más aún hacia su segundo Dauphiné.
"Al final me dije, ¿por qué no intentar la etapa?. Simplemente quise ganar porque el equipo hizo un trabajo después de la caída. Otro día más y podremos celebrarlo y ser felices. Intentemos terminarlo mañana. Haremos nuestro mejor esfuerzo y ya veremos", decía rtas acabar la etapa Roglic.