Los Juegos Olímpicos de París dejaron muchos momentos para el recuerdo, muchos de ellos muy buenos, pero no todos, de hecho, si nos fijamos en la delegación española, el que más ha quedado en nuestra retina es sin duda uno malísimo, el que se produjo en las semifinales de la prueba de bádminton femenino, cuando Carolina Marín tenía el partido totalmente encarrilado y ya acariciaba su segunda final olímpica, además de asegurar medalla, pero en ese momento ocurrió lo peor. La onubense tuvo un mal apoyo y acabó perdiendo la rodilla, poniendo sobre ella su peso y sufriendo una rotura de ligamentos.
Un nuevo golpe a una carrera marcada por los problemas en esta articulación y que le hizo pensar en dejarlo todo, sin embargo, tal y como ha desvelado en una entrevista con EFE, aún sigue dándole vueltas a la situación. "Vi muy clara mi retirada cuando me rompí por tercera vez la rodilla en los Juegos Olímpicos de París". Y es que ahora, tiempo después ha reflexionado conmigo misma, y le da mucha pena que una lesión o algo que no dependa de ella la retire y le haga "colgar" lo que más quiere, que es "una raqueta de bádminton".
A la hora de poner una fecha para la retirada, Carolina no se esconde y ya baraja una, el Campeonato Europeo de Bádminton que se celebrará en España en 2026 y para el que Huelva se perfila como sede, pero tampoco quiere pensar en exceso en el tema "No quiero que se convierta en una obsesión, pero es una ilusión muy grande en el horizonte. Me haría mucha ilusión volver a competir allí, en mi tierra, con toda mi gente". No va a ser la primera vez que compita en casa, pues sería la segunda ocasión en la que Huelva acoge este campeonato, después de albergar la edición de 2018 en la que Marín se proclamó campeona.
En París dejó una imagen para el recuerdo tras rechazar una silla de ruedas y querer salir por su propio pie del pabellón, una imagen que le ha llevado a reflexionar a la larga. "A día de hoy digo: qué tía más fuerte. Pero en realidad no, esta tía está loca teniendo la rodilla como estaba y de repente salir con mi propio pie". Pero sí que hace hincapié en lo que pasó después, cuando fue al vestuario, donde le esperaba todo el equipo: "Ahí ya sí que fue un llanto infinito y desgarrador. Me apoyé en el regazo de mi entrenador y le dije: Fernando no puedo más. Ahí sí que vi de verdad muy clara mi retirada".
Pero pese al duro golpe, saca valor de lo sucedido. "La vida me ha regalado el cariño, el apoyo y sobre todo, la empatía de toda la gente. Creo que si hubiera conseguido esa medalla de oro, la gente lo habría dado por hecho y no hubiera dado valor a todo lo que hay detrás”.