La parrilla de MotoGP va a sufrir muchos cambios de cara a 2025, donde van a ser muchos los pilotos que vistan de un color diferente al que llevan este 2024, y también que piloten en marcas totalmente nuevas. Ese es el caso de Jorge Martín, que va de Ducati a Aprilia, o de Marc Márquez, que cambia de equipo, pero no de montura, pasando del Gresini al Lenovo. Pero entre esa vorágine de novedades también hay espacio para los rookies, entre los que hay que poner especial énfasis en dos, los ya confirmados, que son Fermín Aldeguer, quien llevará una Ducati, casi con total seguridad la GP24 del Gresini; y de Ai Ogura, que subirá a bordo de la Aprilia Trackhouse.
Precisamente especial es el caso del nipón, quien es todo un veterano de Moto2, donde ha rozado varias veces el título y este 2024 está peleando de tú a tú con Sergio García, ambos compañeros de equipo en el MT Helmets. Pero estuvo muy cerca de no suceder, porque el nipón hace un año, cuando corría en el Team Asia de la categoría intermedia, recibió una oferta para sustituir a Nakagami con la Honda de esa estructura en MotoGP, pero la rechazó para pelear por el entorchado, y al final acabará pasando con los mayores a lomos de una máquina de Noale. Un golpe al honor de los nipones, que tienen muy complicado ahora tener a un piloto de su país en una de sus motos. De hecho, suena el tailandés Chantra.
Pero en un giro muy llamativo de los acontecimientos, Ogura ha sorprendido con sus declaraciones, en las que, ya como piloto de Aprilia, ya confesado que aunque suene "realmente extraño" después de haber firmado por Trackhouse, uno de los grandes objetivos de su carrera es volver a Honda, el lugar donde creció, y donde le gustaría acabar. "Tal vez pueda terminar mi carrera con ellos. Si Honda me lo vuelve a pedir, por supuesto que quiero ir allí".
Mientras él se deja querer por la marca del ala horada, su nuevo jefe en el equipo satélite de Aprilia, toda una personalidad del paddock como Davide Brivio, se rinde a él. Y es que reconoce que aprecian lo que Ogura está haciendo en Moto2, especialmente su peculiar forma de afrontar las carreras. "Tiene una especie de resiliencia: no tiene una buena salida, se queda atrás, se recupera, nunca se rinde" Por todo ello creen que su estilo puede evolucionar para "hacerlo bien" en una moto de MotoGP, aunque para eso hay que esperar al menos hasta el GP de Tailandia de 2025.