El Gran Premio de Japón ha reavivado la llama de la competitividad en el Mundial de MotoGP, puesto que Jorge Martín llegaba con 21 puntos de ventaja a Motegi, pero tras un fin de semana irregular sale del trazado japonés con un liderato mucho menos holgado, tanto que solo tiene una renta de 10 puntos que ni mucho menos le permiten estar tranquilo. De hecho, aún habiendo quedado cuarto en la sprint y segundo en la carrera larga, el doblete de su gran rival, Pecco Bagnaia, le ha hecho perder 11 de los tantos que atesoraba. Y eso que parecía que este domingo podía haber llegado hasta donde estaba Pecco, pero ha tenido que frenar.
Pero pongámonos en contexto, y es que el madrileño tuvo un fallo en la clasificación y no pudo pasar del 11º puesto, aunque lo pudo arreglar en las salidas, algo insuficiente a la larga; el sábado por falta de vueltas, ya que el ritmo existía, y el domingo porque cuando mejor estaba y recortaba poco a poco el poco más de un segundo con el que gozaba Bagnaia, ha tenido un problema que le ha obligado a frenar. "He usado todas mis cartas y he estado muy cerca de sufrir una caída a falta de tres vueltas que ya me ha condicionado para dejar de intentarlo y conformarme con el segundo al final”.
Más allá de lo sucedido hoy, aún sigue líder, y son cuatro Grandes Premios lo que quedan, por eso mismo le ha dicho a Pecco en el podio que firma llegar empatado a puntos con él a Valencia, y luego explicó unos motivos que se pueden entender. “A ver, siendo realista y frío, llegar con opciones a Valencia ya lo firmo, porque significa que después de tres carreras en Asia aún llegaríamos empatados y eso significaría que hemos hecho los dos un gran trabajo".
Tiene claro que prefiere llegar así que llegar sin opciones, por eso lo dice, aunque confiesa que intentaré dar su cien por cien para ganar carreras e intentar quedar delante de Pecco todo lo que él pueda, para "llegar con algún colchón a Valencia, pero en el caso de no ser así lo firmaría”. Aunque eso puede ser una mala señal, porque tiene la experiencia del año pasado, cuando se quedó sin título en Cheste, pero eso sí, llegaba en una situación más que complicada en la prácticamente necesitaba un milagro para superar al turinés.