No piensen en Max Verstappen limpiando jardines ni recogiendo escombros porque no será así su castigo. La Fórmula 1 impone otro tipo de penas cuando habla de "sanciones comunitarias". Y el piloto neerlandés ya sufrió una en sus carnes allá por 2018.
De todos modos, de dicha sanción salió hasta agradecido de la experiencia, porque descubrió algunos secretos del Gran Circo que desconocía hasta entonces.
Aquella vez todo comenzó por una acción en la pista. Concretamente, fue en el Gran Premio de Brasil de 2018, cuando Esteban Ocon trataba de desdoblarse del neerlandés y se tocaron en el trazado cuando Max iba líder. El resultado final fue que Verstappen fue, luego, a buscar a Ocon y le empujó para recriminarle dicho gesto.
Ahora, la FIA le va a castigar por unas palabras malsonantes en la rueda de prensa que ofreció el pasado jueves en la previa del Gran Premio de Singapur. El piloto de Red Bull repitió el término "jodido" hasta por dos veces para referirse a su coche y eso no sentó nada bien a los directores de dicho organismo, quienes no han dudado en aplicarle el reglamento de manera inmediata.
Según este, el vigente campeón del mundo infringió el artículo 12.2.1.k del Código Deportivo Internacional, por lo que los comisarios decidieron endosarle una penalización en forma de "trabajo de interés público".
Y tras conocerse la noticia, se ha armado un gran revuelo entre los pilotos. Tanto que el resultado de dicho certamen asiático quedó en un segundo plano en el paddock una vez finalizó el mismo. Y el propio Max mostró su desencanto e incluso amenazó con dejar de pilotar si seguían castigando de esa forma: "No sé qué tan en serio se tomarán estas declaraciones. Pero para mí, por supuesto, en un momento dado, cuando sea suficiente, ya será suficiente. Ya veremos, la Fórmula 1 sin mí no es un problema, pero tampoco lo es para mí".
Pero por mucha amenaza que suelte por su boca, Verstappen sabe que terminará cumpliendo su correspondiente castigo. Unos trabajos comunitarios que, según la normativa, pueden ser propuestos por él mismo, si bien la última decisión no la tiene el piloto obviamente.
En 2018 fueron benévolos con él y le obligaron a presentarse dos días ante el organismo rector. El primero fue durante la cita de la Fórmula E en Marrakech, donde tuvo que observar el trabajo de los comisarios para aprender algo de ellos, y en la segunda jornada tuvo que asistir a una reunión de comisarios, tras la que afirmó que conoció muchas cosas ocultas para él.
Ahora, el de Red Bull tiene casi tres semanas para relajarse hasta la próxima carrera, pero seguramente le den a conocer su próximo "trabajo comunitario" antes de que llegue el Gran Premio de Estados Unidos.