Una de las discusiones más habituales en torno a la Fórmula 1 es quien es el mejor piloto de la historia, una dicotomía en la surgen muchos nombres, pero realmente siempre suelen ser los mismos los que aparecen. Por un lado los que tienen de su lado el palmarés, como Michael Schumacher o Lewis Hamilton, y por otro algunos con menos títulos pero un aura a su alrededor, con Juan Manuel Fangio, Fernando Alonso o Alain Prost, además de historias por escribir como Max Verstappen; sin embargo, hay un hombre que siempre está, y sobre el que pesa la incógnita de lo que puso ser, Ayrton Senna.
El brasileño, tricampeón del mundo, fue quien cambió la historia del 'gran circo' en los últimos años de los 80 y principios de los 90, cuando su eterna rivalidad con Prost marcó a una generación. Mientras el francés era un piloto frío y analítico, el carioca, de sangre caliente, se lanzaba donde no se podía y era el favorito de los fans. Títulos, poles, victorias y en general, historia, hasta que tuvo el peor final posible para un piloto. En el Gran Premio de Imola en 1994 murió al volante tras un brutal accidente, dejando para siempre su leyenda.
Una leyenda que aún hoy, treinta años después de su muerte sigue presente, hasta el punto de que Netflix ha sacado una serie repasando su carrera y vida, y como no, ha tenido un éxito mundial que demuestra que tanto para los fans de esa época, como para los nuevos, el símbolo sigue siendo tan grande como siempre. Y para los pilotos de la Fórmula 1 actual no es diferente, como por ejemplo, Fernando Alonso.
Aprovechando sus 'vacaciones' antes de volver a ponerse en marcha de cara a 2025, Fernando Alonso ha tenido la oportunidad de pilotar el McLaren de Senna, concretamente el MP4 - 5B con el que el paolista consiguió su título de 1990.
No es la primera vez que lo hace, pues hace unos años lo hizo con el de 1988, pero esta vez se ha reunido con el que fue su jefe en McLaren, Zak Brown y ambos han vivido una jornada de historia en el circuito de Motorland Aragón. Para mimetizarse bien con el que es uno de sus ídolos, Alonso incluso se ha puesto el mítico mono rojo con el que Senna se hizo un hueco en la historia.