La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos siempre acapara las miradas de todo el mundo, ya que da comienzo al mayor evento deportivo a nivel mundial. La apertura de París no fue diferente, con millones de espectadores repartidos entre todos los países pendiente de sus correspondientes delegaciones. Francia aprovechó este foco para mostrar el avance de la sociedad y su multiculturalidad y modernismo. Sin embargo, según muchas opiniones, se han pasado de 'progresistas'
En una de las últimas actuaciones de la ceremonia de inauguración, antes de llegar al tramo final del encendido del pebetero, hubo una escena que desató la polémica. Al finalizar el desfile de moda, que tuvo lugar a la vez que el desfile de embarcaciones por el Sena dónde iban los deportistas de los 206 países participantes, sus protagonistas crearon una imagen que recordaba al cuadro de Leonardo da Vinci "La última cena", en el que se representa a Jesús en sus últimos minutos rodeado de los apóstoles.
Las protestas en redes sociales están dando la vuelta al mundo bajo el lema "mi fe no es un juego" y el hastag #Bastadeofensas, asegurando que esta burla al cristianismo no tenía ningún tipo de sentido en esta celebración del deporte y que hay que respetar la fe y las convicciones de los ciudadanos. Además, el cristianismo es la religión más extendida en Francia y también la que tiene más representación en la Villa Olímpica, por lo que no se entiende esta grotesca imitación.
Es tanta la polémica que se ha creado alrededor de esta representación que hasta Donald Trump, inmerso en su candidatura para ser el presidente de los Estados Unidos, ha hablado sobre el tema: "Tengo una mentalidad muy abierta, pero pienso que lo que hicieron fue una vergüenza". Por esta razón la Directora de Comunicación de París 2024, Anne Descamps, ha presentado una disculpa oficial a través de un comunicado, en el que asegura que "nuestra intención no era faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, nuestra intención era mostrar tolerancia y comunión. Si alguien se ha sentido ofendido, le pedimos disculpas."
Por otra parte, el responsable de organizar esta ceremonia, Thomas Jolly, también ha querido dar su versión y explicar sus razones: "La idea era crear una gran fiesta pagana vinculada a los dioses del Olimpo. Nunca encontrarán en mí o en mi obra ningún deseo de burlarse o denigrar a nadie. Quería crear una ceremonia que reparara y reconciliara".
Sin embargo, estas explicaciones y disculpas no convencen a la audiencia. Ni siquiera al Obispo designado para estar en los Juegos, Emmanuele Gobilliard, al que no le sirvieron las razones que dio el encargado de organizar la ceremonia olímpica. De hecho, aseguró que "que los cristianos habían sido heridos y ofendidos".
Ahora, para echar más leña al fuego, una de sus protagonistas también se ha pronunciado sobre este escándalo. La dj de la ceremonia, Barbara Butch, presenta una denuncia por acoso en redes sociales. La mujer que supuestamente representaba a Jesucristo en esta escena, asegura recibir comentarios insultantes como icono del colectivo LGTBQ+ y presenta una denuncia en la fiscalía de París.
Por otra parte, la dj ha expresado en sus redes sociales su orgullo por participar en esta ceremonia y afirma que no se arrepiente: "Nunca me he avergonzado de quién soy y asumo la responsabilidad de todo, incluidas mis elecciones artísticas. Toda mi vida me he negado a ser una víctima: no me callaré. Fue un gran honor actuar en la ceremonia del viernes y mi corazón todavía está lleno de alegría. Estoy comprometida y orgullosa de quién soy, de lo que soy y de lo que encarno, tanto para mis seres queridos como para millones de franceses. ¡Mi Francia es Francia!"