Corría el minuto 85 cuando Ez Abde anotaba el 2-3 definitivo en el Ramón Sánchez-Pizjuán, justo después de que Jorge Sampaoli realizara las últimas variaciones en busca, entonces, de un triunfo, pues el golazo de En-Nesyri había compensado el error de Bono en el despeje que forzó el autogol de Fernando. Apenas dos después, cuando el momentáneo empate había derivado en otra inferioridad en el marcador, el de Casilda aprovechó que el lateral zurdo visitante Juan Cruz se sentaba sobre el césped para ser atendido y, de paso, perder un poco de tiempo para llamar a Gudelj, que había acudido a hidratarse a la banda, y entregarle un folio con una nueva disposición táctica de urgencia. En el Camp Nou, Joan Jordán fue carne de 'memes' mientras trataba de descifrar las órdenes de su entrenador en pleno chaparrón azulgrana, por lo que Acuña cortó esta vez por lo sano y arrebató el documento de las manos de Óliver Torres, receptor final del mismo, ante la incredulidad general. No estaba el horno para bollos, pensaría el 'Huevo'.
Miguel Ángel Román, el narrador de aquel partido y de tantos otros (el mejor de este país para quien escribe), ya avisó desde la cabina de retransmisiones de la 'Bombonera' que, si el ex de Sporting Clube no lo había hecho trizas o algún empleado del club no era más rápido que él, pensaba recuperarlo del campo por mera curiosidad. Dicho y hecho. En las imágenes de televisión se observa cómo el carrilero izquierdo intenta destrozarlo, pero simplemente llega a arrugarlo cuando se le cae. Este martes, los compañeros de 'Super8', el programa de análisis de DAZN, desentrañan el misterio de lo que decía aquella hoja que llegó a su destino con todo en contra y un plan arriesgado propio del 'amateurismo' que tanto defiende el de Casilda. Al menos, como consuelo, Óliver llegó a trasladar la esencia de las intenciones de su míster, que no era otra que volcarse en ataque, con profundidad por las bandas y acumulación de hombres al borde del área contraria.
Sampaoli esbozó una especie de cuadrado detrás, con Tanguy (Nianzou) y Alex (Telles) como únicos defensores, con la ayuda de un doble pivote muy físico por delante que debía recuperar balones y servirlos rápidamente a los de arriba. Era el formado por Nema (Gudelj) y Pape (Gueye). A partir de ahí, Suso y Óliver (Torres) debían situarse como artificieros en la base de un ataque que contaría con Montiel y Acuña muy abiertos, Lucas (Ocampos) como segundo punta y Nesy (En-Nesyri) como referencia. Una especie (no sale Bono, pero se sobrentiende) de 1-2-2-2-3-1 para buscar el milagro que no llegó.