El partido de anoche ante el Club Atlético Osasuna fue un baño de realidad para este Sevilla Fútbol Club. Un equipo que nada se parece siquiera al de la temporada pasada por mucho que ya viniera cuesta abajo en los últimos meses de competición, aquel Sevilla al menos tenía dos centrales sanos y encima se llamaban Jules Koundé y Diego Carlos. El verano fue horroroso en lo deportivo para el Sevilla (tres de los seis fichajes que llegaron no están ya en el club, uno sigue lesionado y otro ha vuelto hace dos partidos) y en enero algo se ha mejorado, pero a este Sevilla le da para lo que le da.
Sobre todo si al que manda en el banquillo le da por hacer cosas raras en el once titular como poner a Bryan Gil de lateral izquierdo (teniendo a dos en el banquillo) o insistir con un Erik Lamela que a día de hoy es una sombra del que comenzó los primeros partidos con Sampaoli. Que sí, que las bajas en el centro de la defensa son muchas, pues con más motivos para no hacer más inventos de los necesarios en esa línea.
La derrota de ayer fue más que justa, Osasuna fue mejor, jugó mejor tanto con la pelota como con las sensaciones y encima aprovechó los regalos defensivos de los nervionenses. El Sevilla también demostró que cuando va hacia adelante es casi imparable. Aitor Fernández salvó un gol cantado a En-Nesyri y luego el marroquí estrelló un balón en la madera.
Un punto de seis en las dos últimas jornadas que devuelve al Sevilla a su cruda realidad esta temporada, luchar por la permanencia. Es cierto que un 'engañoso' colchón de cinco puntos invitó a pensar en algo más ambicioso, pero a día de hoy la realidad es la que es. Porque el Sevilla es un equipo que tan sólo ha conseguido una vez enlazar dos triunfos consecutivos en esta Liga, y porque los dos partidos fueron en casa, y por un dato todavía más contundente: en toda esta Liga el Sevilla no ha estado una sola jornada entre los diez primeros clasificados.
Así que, vamos a ser realistas, el Sevilla no está para otra cosa que no sea la salvación, y si encima de pega algunos tiros en el pie, como la 'gracia' de Fernando ayer en los últimos minutos del partido y que le va a costar más uno y de dos encuentros de sanción, pues apaga y vámonos. 45 puntos y gracias, que no son pocos, porque por el momento los rivales de abajo no fallan y la permanencia apunta a ser unas de las más caras de los últimos años.