El ex mediocentro del Sevilla FC Fernando Reges atendía a las 23:20 horas de este martes, las 18:20 horas en Porto Alegre, a 'El Pelotazo' de Canal Sur Radio, justo después del último entrenamiento del Internacional, que juega entre semana ante el Juventude en la tercera ronda de la Copa do Brasil. Con 'morriña', quién se lo iba a decir, de la capital hispalense y el club nervionense, el veterano futbolista de Brasilia se mostró muy sincero sobre las razones que le hicieron marcharse en el pasado mercado invernal, señalando directamente al vestuario blanquirrojo en una 'rajada' que dará mucho que hablar: "Siempre me gustó estar allí, pero había cosas que no me gustaban ya. Quería pelear por estar cuarto y entrar en Europa, pero la plantilla no daba para competir. Mejor salir así, de una manera bonita y por la puerta grande, no por la puerta chica". Y eso fue lo más suave que dijo el ex del Oporto, que se despacharía luego a gusto, sin dar nombres.
"Nos hemos adaptado otra vez a nuestro país, tras pasar 17 años en Europa. Nunca había disfrutado del fútbol brasileño. Aquí, con la familia, nos vamos haciendo a la manera de jugar, que es diferente. También el césped, que suele ser muy seco por el calor. Estoy contento, después de todo lo que he hecho tan lejos, de volver a estar aquí", apuntaba Fernando, que no ocultaba su añoranza: "Han sido cuatro años y medio en Sevilla, que me marcó maravillosamente. Hemos disfrutado un montón allí. Echamos de menos la ciudad y el club. Mis hijos están preguntando constantemente cuándo vamos a volver. Tengo dos años de contrato aquí, pero echamos de menos aquello, claro. Los dos títulos que gané fueron espectaculares. El primero, tras una pandemia, fue inolvidable para mí. El último también, porque veníamos de una temporada malísima. Cuando entró Mendilibar, todo cambió. El partido ante el United es el más lindo de mi vida, por el ambiente y la atmósfera; sabíamos que íbamos a ganar".
Mantiene el brasileño el contacto, aunque no tan puntual: "Cuando sales del club tienes que salir del grupo de WhatsApp, porque son cosas privadas de programaciones, etcétera. Pero sigo hablando con todos, porque hay mucha gente buena. No pude ver el derbi por el cambio horario, pero me dejó contento que pudieran empatar, porque fuera de casa y perdiendo, siempre es bueno". Inmediatamente, el centrocampista confesó que su adiós tuvo razones que no se podían explicar en su momento: "No esperaba pasar por todo lo que pasé en el Sevilla, pelear por el descenso, tras tres años espectaculares. El cuarto ya fue muy complicado y el quinto seguíamos en la parte baja de la tabla. Es un momento de reformulación necesario para que el club vuelva a ser muy fuerte y competitivo. No es fácil. Hay que hacer una plantilla competitiva como la que teníamos y conseguir un entrenador que le meta en la cabeza esa exigencia en todos los partidos y estar enchufados".
Y lamenta que echaran a ese entrenador: "Nosotros lo teníamos, porque Lopetegui estaba allí desde las ocho de la mañana a las cinco de la tarde, viendo los otros equipos del club. Nos decía todo lo que había que hacer en el campo. Había gente que quería pelear y ganar títulos. Es difícil hacer un grupo así de nuevo, con buenos jugadores y una mentalidad muy fuerte. ¿Quique Sánchez Flores? Tiene mucha experiencia y ha competido con equipos difíciles en muchas Ligas. Me enfrenté con él en Portugal cuando dirigía al Benfica. El Sevilla no puede fallar otra vez y debe acertar". Más dudas tiene sin Monchi en la dirección deportiva, aunque espera que Víctor Orta acierte: "Aunque es difícil, el Sevilla tiene una batuta para encontrar jugadores, pero va a tener que encontrar 5-6 espectaculares para cambiar las cosas".
Por último, metió el dedo definitivamente en la llaga: "Empecé a ver que las cosas no iban a salir bien, que no había la mentalidad de antes de competir en todos los partidos y estar arriba. Había jugadores a los que les daba igual ya ganar o perder. Pensé que no podía continuar en ese barco, porque, así, todos somos malos. Había momentos en que perdíamos y había sonrisas; siempre fui muy competitivo. Me preguntaban qué estaba pasando, pero individualmente no podía cambiarlo. Había quienes pensaban en otros equipos y les daba igual el Sevilla, ganar o perder, matarse en el campo. Independientemente de si teníamos mejor o peor equipo, siempre pensé en ganar. Sufro mucho cuando no gano y ya era demasiado; mi mujer también me lo notaba cuando llegaba a casa con la cara larga. Luego, pasó lo de Mendilibar y pensé que tenía que salir y seguir por otro camino que el Sevilla. Tenía una relación maravillosa con él, una persona espectacular. Los dos nos pasamos ese día (el del Rayo), él por sacarme así y yo por mi reacción. Estaba caliente, la situación era difícil y me equivoqué. Tengo gana de encontrarme otra vez con él; es algo aislado y le tengo cariño".