El Sevilla FC está al rojo vivo en todos sus estamentos y sectores. El equipo vuelve a ocupar puestos de descenso después de perder un puesto por la victoria del RCD Espanyol en Getafe y hoy podría cerrar la jornada penúltimo si el Cádiz CF -su próximo rival- logra puntuar en su casa contra el colista, el Elche CF. Además, en los pasillos del Sánchez-Pizjuán comienzan a escucharse críticas a la gestión de Jorge Sampaoli, quien es consciente de que el club maneja ya algunos nombres de posibles sustitutos (Bordalás, uno de ellos). Todo ello, en medio de un bloqueo económico debido a la cacareada revolución invernal por culpa de la guerra institucional entre el bando de José Castro y el de José María del Nido Benavente, quienes negocian términos de un posible pacto con la balanza inclinada del lado del expresidente.
En medio de estos follones, todos ellos interconectados entre sí, asoma la indignación de la afición del Sevilla FC, que no aguanta más esta situación. Tanto es así que, para rematar una semana en la que habrá de todo, más de 25 peñas sevillistas se han unido ya a la convocatoria de un acto de protesta que tendrá lugar el próximo sábado a las 19:30 horas frente al mosaico del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán para protestar contra la gestión del club y contra la situación de un equipo que comienza a coquetear demasiado con el descenso a Segunda división. Los organizadores confían en que de aquí al sábado se sumen más colectivos.
El Sevilla FC viajará hoy mismo a Vitoria y se enfrenta este martes al Deportivo Alavés, en los octavos de final de la Copa del Rey. Ya el sábado, a partir de las 21:00 horas, se juega un duelo trascendental en la lucha por la permanencia contra el Cádiz CF en Nervión y los jugadores saltarán al campo con la presión extra de escuchar el ruido que los manifestantes estarán haciendo en el exterior del estadio en la hora y media previa al choque liguero contra los amarillos.
Que el hartazgo y la indignación ha alcanzado cotas elevadísimas tuvo dos buenos ejemplos en este pasado domingo. Primero, al filo de la madrugada anterior, un grupo de aficionados esperaba la llegada de la expedición sevillista tras la bochornosa derrota en Girona y hacían llover improperios, críticas e insultos en el pequeño trayecto entre la terminal y el autobús aparcado en el exterior. Bono, siempre calmado y tranquilo, fue uno de los jugadores que peor reaccionaron y Monchi tuvo que hacer de mediador para medir calma hasta conseguir que se rebajase un poco la tensión.
De igual modo, la fachada principal de la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros Palacios amaneció con pintadas alusivas a los jugadores y al consejo de administración del club. "¡Si descendemos, no tendréis dónde esconderos!"; "Castro, game over"; y 'Fuera del Sevilla, directiva y plantilla infames" eran los escritos que se podían leer a la entrada y que estaban firmados al colectivo Biris Norte. El grupo de animación de la grada baja de Gol Sur no ha reivindicado el acto ni ha confirmado su autoría, pero sí ha comunicado que asistirá a la protesta convocada para este sábado. La semana promete.