Las puntuaciones y notas uno a uno de los jugadores del Sevilla en su duelo casero de LaLiga ante Osasuna

El intercambio de golpes no le funcionó al conjunto de Sampaoli, que pagó sus errores en la contención ante un rival que le tiene tomada la medida esta campaña

Las puntuaciones y notas uno a uno de los jugadores del Sevilla en su duelo casero de LaLiga ante Osasuna
El once inicial que dispuso Sampaoli este domingo contra el cuadro rojillo. - SFC
Óscar MurilloÓscar Murillo 8 min lectura

Dicen que el Sevilla FC nunca se rinde, un lema que gobierna su estadio y su historia más reciente, que suele representarse, además, cuando más aprietan rivales y competiciones. Las noches de remontadas y hazañas son enumeradas casi de memoria por quienes no peinan siquiera canas aún, pero Osasuna, como lo fue antaño, se ha erigido en esta 22/23 en una especie de 'bestia negra' de los nervionenses, que han perdido las tres veces que se han enfrentado con el cuadro navarro, todas por la mínima. En LaLiga no parece que vaya a ser definitorio el 'goal-average' particular entre ambos, pero escuece la eliminación en unos cuartos de final de la Copa del Rey que se antojaban, si no asequibles, sí accesibles para la escuadra de Sampaoli, que empezaba a desperezarse en el torneo de la regularidad y que volvió luego con éxito a Europa. Sin embargo, sigue sin llevar el triunfo a domicilio que tanto persiguen los de blanco y rojo, que habían sustentado el olvido del descenso en una racha como local (cinco triunfos seguidos) que se ha esfumado.

Si todo ha sido un accidente, hay tiempo para enmendarlo. Es cierto que, salvo el Elche, nadie se rinde por debajo. Incluso, el Getafe, ganando este lunes en Villarreal (que ya es mucho decir), podría dejar el pozo a sólo un punto a las puertas de visitar al Atlético de Madrid y, con el doble enfrentamiento con el Fenerbahçe de por medio, volver a jugarse las 'papas' con varios rivales directos seguidos: Almería, Getafe, Celta, Cádiz y Valencia, ya con la Semana Santa encima. En sus manos estará, como todo, cómo se escriba el destino de un equipo que haría bien con no cantar victoria tan pronto ni soñar con objetivos que, a día de hoy, son cosa del pasado. Si se alinean los astros, bienvenido sea, pero no es nada al alcance de la mano.

Así jugaron los nervionenses ante Osasuna:

BONO: 6

Mantuvo a su equipo en el partido, que pudo haber quedado sentenciado al descanso. Enorme su desvío al cabezazo a quemarropa de Moncayola que forzó el córner en el que marca David García (donde el marroquí sí pudo estar algo desubicado). No llega a tapar a Kike Barja en el tanto anulado, pero se sacó una mano brutal abajo en uno de los tres remates de Kike García en el alargue del primer tiempo. Luego, la pifia en el despeje del tanto en propia puerta de Fernando, todo sea dicho.

NIANZOU: 4

Sobrecargado de trabajo, pues Juan Cruz y Barja percutían continuamente por su perfil. Algo acelerado al corte, ni siquiera estuvo bien en uno de sus fuertes, el juego aéreo.

FERNANDO: 4

Se jugó el penalti en un forcejeo con Kike Barja y tuvo la mala suerte de meterse en propia puerta el 1-2. No impuso su ley tampoco como mediocentro el rato que jugó ahí. Imperdonable con su experiencia esa roja por protestar en el alargue que privará al equipo en los próximos encuentros de un hombre clave.

GUDELJ: 5

Perdido y sin marca clara como central zurdo, que ya es rizar el rizo siendo diestro y pivote, por otra parte. Kike García le ganó siempre por alto y por ganas. Se redimió con otro zambombazo a la red marca de la casa, aunque volvió a estar blando en la acción del 1-2.

JESÚS NAVAS: 5

La habitual presencia en ataque, aunque sin tino en los centros y dejando huecos muy peligrosos a su espalda. Con la ayuda de Suso, que se entiende muy bien con el palaciego, generó más peligro.

PAPE GUEYE: 4

Se le supone descansado, al no tener trabajo entre semana, pero no lo pareció. Un par de arrancadas de orgullo que no conectaron con nadie. Mejor en la segunda parte, con el duelo ya roto, aunque sin aportar nada reseñable con ninguna de las parejas que le asignaron.

RAKITIC: 4

No pudo imponer su criterio, que últimamente estaba siendo notable, ni su tino a balón parado. En un encuentro que exigía más físico por dentro y bombardeos laterales, se quedó en el banquillo en el intermedio.

BRYAN GIL: 4

Inició hasta tres transiciones prometedoras en las que abusó de la conducción y no finalizó adecuadamente. Cuando empezaba a ser extremo (como carrilero se le echó de menos en labores defensivas), fue sustituido.

LAMELA: 3

Se la quiere jugar casi siempre él, seguramente enfadado por su ostracismo. Alguna que otra pérdida letal, sin ayudas en defensa. Sustituido al descanso por deméritos propios.

ÓLIVER TORRES: 5

Pasó desapercibido en el primer tiempo, aunque se activó en la reanudación en un posición más natural, la de mediapunta. Conectó bien con En-Nesyri nada más volver de vestuarios en la ocasión más clara hasta entonces de los locales. Luego, con altibajos, pero sí se echó el equipo a la espalda ante un frontón.

EN-NESYRI: 6

Falló un cabezazo a bocajarro (paradón de Aitor Fernández) en la primera de la que dispuso, nada más empezar el segundo tiempo, pero anotó un golazo con el exterior. Poco más puede hacer que marcar casi todas las semanas.

ACUÑA: 4

Centros demasiado pasados y dificultades para atar en corto tanto a los rojillos que percutían por su perfil como a Kike García cuando se descolgaba. Cuando lo sacan de quicio, resta más que suma por su carácter. Midió mal en el 2-3.

SUSO: 5

Con el punto de mira desviado, se fue aplicando hasta poner a prueba a Aitor Fernández.

OCAMPOS: 4

Nada de nada pese a partir de la posición que más le gusta y tener un buen rato por delante.

MONTIEL: 4

Lejos de refrescar los ataques por la derecha, pese a que apenas tuvo minutos, empeoró al Sevilla en esa faceta.

ALEX TELLES: 5

Tuvo un zurdazo en el alargue para el empate que desvió Aitor Fernández.

JORGE SAMPAOLI: 5

Dentro de sus posibilidades, trata de poner a los mejores o a los que ve mejor. Este domingo, más de medio equipo estuvo por debajo de su nivel. No le cuesta cambiar de plan sobre la marcha, pero sus jugadores le dieron la razón en que ni en sus puestos naturales la mayoría (con un 1-4-2-3-1) se mejoró el rendimiento general. Arriba, pese a todo, conserva la pólvora, pero en su debe sólo puede achacársele la debilidad por fuera heredada de jugar con dos carrileros tan largos.