Jorge Sampaoli llegó a decir que el de la visita a este Barça no era el día para En-Nesyri, acompañándolo de una argumentación que invitaba a pensar en que el Sevilla FC saldría al Camp Nou con 'falso 9' y "sin descolgar a nadie". Jugó al despiste o cambió de opinión, pues el marroquí fue de la partida en un once, eso sí, con muchos centrocampistas y líneas juntas para intentar tapar huecos al líder. Defendió bien. Muy bien teniendo en cuenta de dónde viene. Intentó hacerlo lejos de su área, pero el empuje local le obligó a ir hundiéndose con el paso de los minutos, lo que dificultaba la salida y hacía que el balón le durase poco.
No vio a Fernando para ser titular y eso fue una sorpresa. Otra fue el debut entrando en el once inicial de Pape Gueye (no entró en la lista europea pero tendrá un rol importante en LaLiga), que formó junto a Joan Jordán, con Gudelj como nexo para articular defensa de cuatro o de cinco aunque formando de inicio como líbero en una línea de centrales con Badé y Rekik. A la zona ancha se sumaban Rakitic y Óliver Torres, como mediapuntas, encomendando la profundidad a los carrileros Montiel y Acuña.
No obstante, los argentinos se veían obligados a cerrar mucho por dentro y aunque al descanso (0-0) se llegó con gran sensación de solidez, tras mejorar en el tramo final de la primera parte, también lo hizo con escasísima amenaza ofensiva; de ahí que en la reanudación saliesen Bryan Gil y Lamela por En-Nesyri y Óliver para dejar a Rakitic, ahora sí, como 'falso 9' y tener amenaza con extremos rápidos y con desborde.
La lesión de Acuña en el 65', ya con 1-0, obligó a Sampaoli a volver a cambiar de dibujo a una especie de 1-4-2-3-1: ahora, con defensa de cuatro, con Badé-Gudelj y Rekik de lateral zurdo; con Jordán incrustándose entre los centrales y Pape Gueye en una especie de doble pivote; una segunda línea con Lamela, Rakitic y Bryan; y el recién entrado Ocampos ahora como hombre más adelantado. Sin embargo, Raphinha rompió la pizarra. Agradeció que ya no estaba el 'Huevo' para percutir por su banda, asistiendo a Gavi en el 2-0 y marcando el definitivo 3-0.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas alineados por Jorge Sampaoli en el choque entre el FC Barcelona y el Sevilla FC disputado en el estadio Camp Nou de la Ciudad Condal y correspondiente a la jornada 20 en Primera división, la primera de la segunda vuelta de LaLiga.
Dos paradones a Lewandowski y una buena acción ante Raphinha retrasaron lo inevitable. En los goles, sólo tuvo opción de parar el primero, pero Jordi Alba definió muy bien. En los otros dos le marcaron a portería vacía.
Las dos únicas amenazas de contra del Sevilla en la primera mitad fueron dos carreras suyas por la derecha y un pase vertical a En-Nesyri, pero en general tiró el ancla para contener las avalanchas del Barça. Valiente y aguerrido en los duelos, acabó saliendo en las fotos de los dos goles, en sendos desmarques por su zona. Ni sigue a Jordi Alba ni tampoco a Gavi.
Encimó muy bien a Lewandowski, metiendo el pie cual piraña para impedir que el polaco se girase. Va muy bien por alto, no se complica en la salida y, si no ve pase fácil, despeja. Bendito pragmatismo.
Por arriba las despejaba todas y se llevó un par de pelotazos cruzándose de manera providencial ante disparos potentes.
Menos portentoso que sus compañeros en el juego directo y algo menos contundente al choque, pero muy atento a las ayudas y correcto en la salida jugada desde atrás, encontrando siempre un primer pase libre. Aseado de marcador zurdo, el ratito de lateral fue aciago. Raphinha castigó su espalda una y otra vez, así asistió en el 2-0 e hizo el tercero.
Un pisotón de Kessie en la pantorrilla hizo que media Barcelona escuchase sus gritos y torció el gesto a Sampaoli. Se le vio dolorido un rato y, aunque pudo seguir y se fajó en defensa, no pudo tener la incidencia de los últimos encuentros. En el 65' se echó al suelo por un dolor muscular y dejó su sitio a Ocampos.
Con problemas para sacarla cuando el Barça presionaba (por falta de opciones y/o inferioridad generalmente), una pérdida suya cerca del área obligó a lucirse a Bono antes de la media hora de juego. Acabó a medio camino entre quinto defensa y pivote.
Bien colocado, con altura y fuerza física para los duelos, pero también participativo y dinámico con la pelota. Se ofrecía en la salida para recibir, pivotar e iniciar jugada. Sufrió más en los momentos en los que el Sevilla FC se hundía y fue claramente de más a menos, pero para ser su debut (con sólo cuatro entrenamientos) fue más que aceptable.
Ahogado entre líneas y lejos de las zonas donde su movilidad puede generar espacios, se acabó limitando a ser generoso en el esfuerzo y disciplinado en las ayudas para ayudar a frenar las acometidas locales. Fue uno de los sustituidos al descanso en un movimiento para buscar más verticalidad.
Lideraba la presión alta y a veces era el jugador más adelantado del equipo, pero apenas pasaban balones por sus inmediaciones y le costaba intervenir. Jugó un rato de 'falso 9' y acabó de enganche por detrás de Ocampos, muy trabajador en lo táctico, pero sin ese rol determinante que venía ejerciendo.
Su partido explica por qué Sampaoli decía que no era un partido para dejar descolgado. Practicamente no tocó el balón, aunque ayudó mucho en defensa y apretó en la presión, como puede dar fe el tobillo de Busquets. Un desmarque suyo generó la única ocasión de la primera mitad, pero no salió en la reanudación.
Al contrario de lo que parecía indicar con sus pistas en la previa, salió al Camp Nou con '9' (En-Nesyri) y con defensa de cinco, aunque con Gudelj como pieza móvil. Intentó defender lejos del área, pero se fue hundiendo con el paso de los minutos y eso dificultaba mucho la salida. En la segunda parte buscó más argumentos ofensivos porque lo estaba basando todo a aguantar el 0-0, pero su primer remate a puerta fue en el 87', un cabezazo de Ocampos a la salida de un córner. Le vino grande o demasiado pronto para testar la mejoría, o las dos cosas.
Salió para abrir campo y lo intentó al principio, desbordando a Koundé la primera vez que lo encaró, pero a partir de ahí el Barça apretó y ya se limitó a intentar ayudar a Rekik cuando pasó al lateral por la lesión de Acuña.
No está fino y tardaba en arrancar. No se le vio cómodo y no aportó nada distinto a Óliver. No fue profundo ni vertical y ayudó menos a Montiel que el extremeño.
Salió con energía, dispuesto a presionar, pero no tardó en cansarse de perseguir pases él solo. Al menos protagonizó el primer disparo a puerta del Sevilla FC en el 88', tras rematar un saque de esquina.
Salió a falta de sólo dos minutos por un desfondado Pape Gueye para limitarse a arropar al equipo y que no cayese ningún gol más.