En la desastrosa visita al Atlético de Madrid, el entrenador del Sevilla FC, Jorge Sampaoli, dejó muchos cambios con respecto al once que salió en la derrota en casa ante CA Osasuna (2-3). Entraron Montiel, Acuña, Jordán, Suso y Ocampos por Navas, Fernando, Óliver, Lamela y Bryan Gil; pero lo más significativo, más que los nombres, fue el dibujo. La baja por sanción del brasileño agrava los problemas en defensa y el argentino tampoco tiró del filial. Se esperaba que volviese a reubicar a Telles, pero el dibujo con cinco atrás de Simeone le invitó a probar con defensa de cuatro a la que muy pronto se le verían costuras.
Muy desordenado ante las largas combinaciones del Atlético e incapaz de recuperar, cayendo en la desesperación y llegando tarde y mal a los duelos, el Sevilla FC dejaba muchos espacios entre líneas y sufría con constantes movimientos a la espalda de su desarropada defensa. Sólo con 2-0 en el marcador y el partido controlado, los locales se permitieron el respiro que permitió a los nervionenses hacer el 2-1 en un pase imposible que Pape Gueye persiguió con fe y asistió para que En-Nesyri siga recortando cifras a los 20 goles que se apostó con Monchi. Ya lleva 12.
La segunda mitad comenzó con otro aire gracias a ese tanto, que resultó ser engañoso para el Sevilla FC. Había hecho muchas cosas mal, pero Sampaoli no hizo ningún cambio hasta encajar el 3-1 y, cuando realizó el segundo, ya perdía por 5-1, había perdido por expulsión a Pape Gueye y aún debía ver el doblete de Morata para hacer el 6-1 y dejar muy tocada la credibilidad del entrenador argentino.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas alineados por Jorge Sampaoli en el estadio Metropolitano de Madrid, durante el encuentro correspondiente a la jornada 24 en LaLiga.
Atento para salir a los pies del bigoleador Memphis Depay en un mano a mano nada más arrancar el encuentro, no pudo hacer nada en el segundo mano a mano con el neerlandés, que además justo después se la puso en toda la escuadra. Por la otra le hizo Griezmann el tercero, Carrasco le batió a portería vacía y Morata le hizo un doblete entrando en su defensa cual cuchillo en mantequilla.
Carrasco le dio problemas con su precisión de conducción y su atrevimiento para encarar. Le hizo recular mucho y le anclaba en su campo, por lo que más allá de un disparo cruzado que no cogió portería apenas pudo aportar profundidad. Sigue sin mostrar el carácter competitivo/canchero que se le presupone pero que en Nervión sólo se conoce de oídas.
En defensa de cinco disimula sus carencias. En la de cuatro, desarropado, sufre. El primer desmarque de Memphis a su espalda, le pilla desprevenido y se planta ante Bono, las dos carrera siguientes entre él y su compañero de zaga fueron goles. A veces se anticipa, encuentra una salida aseada o genera peligro por alto, pero suele acabar volviendo a las andadas, tendiendo siempre a complicarse aún más las cosas. Su 'baile' ante el recorte de Morata (a metro y medio de él) en el definitivo 6-1 resume su partido.
Volvió a intentarlo desde lejos en el 21', en el primer intento ofensivo del Sevilla, justo antes de que Memphis volviese a causar estragos en los espacios entre el serbio y Nianzou con el 1-0. Intentaba ayudar en la salida pero el repliegue era muy malo y rara vez estaba en su sitio. Quería ir a ayudas sin ser capaz de resolver antes lo suyo... y la casa sin barrer.
De las peores actuaciones del argentino tras el Mundial. Siempre superado en los duelos y con demasiados problemas a su espalda, por donde se colaba Llorente una y otra vez. Además, si se quedaba anclado, castigaban el espacio entre él y el central. Acabó con impotencia.
Riesgo y consecuencia. No tenía muchas más opciones que el pase en horizontal y uno de ellos, con el equipo abierto y desordenado, lo interceptó Griezmann en la línea central para generar la carrera del 2-0, sólo tres minutos después del primero. No para de correr y trabajar, pero el equipo se estiraba y era imposible estar en todas. Hay fotos en las que sale sólo porque fue el único que intentó llegar.
Cargó pronto con amarilla y por momentos se le veía desesperado persiguiendo balones sin alcanzarlos; pero demostró aún más fe que potencia de zancada para perseguir un pase al espacio de Acuña -aún más difícil de cazar tras su mal control con la rodilla- y la puso atrás donde apareció la punta de la bota del inspirado En-Nesyri para hacer el 2-1. Lo volvió a hacer con 4-1, en otro arreón de fe antes de ser arrollado en el área por Llorente en el penalti que falló Rakitic. Acabó expulsado por doble amarilla y aumenta los problemas de falta de efectivos.
El Sevilla tuvo poco el balón y generalmente lejos del área, así que la actuación del gaditano fue más bien pobre. Desconectado durante largas fases, nunca profundizó, ni en conducción ni con pases filtrados, y la única que tuvo ante Oblak la mandó a las nubes.
Al ritmo de jugar como invitado, como el típico peto blanco de los entrenamientos. Recibía entre líneas, siempre se la da a un compañero y de vez en cuando cambia el juego con buenos desplazamientos en largo, pero el resto del tiempo es mero trote de calentamiento que no ayuda a poner pegamento en un equipo con líneas tan fragmentadas. Para colmo, falló un penalti al estrellar el balón contra el palo tras haber engañado a Oblak.
Aportó lo mismo de poco que el resto de sus compañeros de la segunda línea, pero al menos demuestra ese amor propio para presionar con fe, como en la acción en la que recuperó en la frontal y puso de gol a Suso, en lo que podría haber sido el 3-2. Abandonó la banda para jugar un rato de '9' y ahí se acabó de perder.
Es, de largo, la mejor noticia en el Sevilla en este 2023. Cuando se negó a salir en el mercado invernal, prometió a Monchi meter los 20 goles que pedía Sampaoli. A su llegada de su portentoso Mundial sólo llevaba dos, ahora ya suma 12. Metió a su equipo en el partido al filo del descanso, aprovechando la única que tuvo. No se le puede pedir más.
El cambio a defensa de cuatro es tan entendible por las bajas como temerario, visto lo visto. Hizo cinco cambios con respecto al once ante Osasuna para, según explicó en rueda de prensa, alejarse del caos y buscar orden; pero consiguió todo lo contrario. El equipo se ha acostumbrado a jugar más arropado atrás y dejaba numerosos espacios. La nefasta primera mitad la camufló el gol nacido de una perseverante carrera de Pape Gueye y la inspiración de En-Nesyri, así que decidió no cambiar nada y se llevó un 6-1. No hizo el primer cambio hasta que encajó el 3-1 y cuando hizo el segundo ya perdía por 5-1.
Salió con 3-1 para intentar darle más fluidez al Sevilla en lo poco que tenía el balón y no lo consiguió. Tampoco ayudó a taponar la hemorragia interlineal.
Salió con 5-1 y poco podía hacer. Casi ni se le vio.
Quedó triste y cabizbajo (Bono le tuvo que levantar) tras despejar mal en la acción que da origen al 6-1, tras colocarse de nuevo como central zurdo.
Entró en el 86'.
Sólo jugó cuatro minutos más el añadido.