El Sevilla FC sufrió pero por fin volvió a ganar en casa. Es la segunda victoria de la temporada y la primera en LaLiga. Venció al 2-1 al Getafe CF en un duelo directo por la permanencia que comenzó como decimonoveno gracias a los goles, ambos de cabeza, de Marcos Acuña, en el primer tiempo, y de Rafa Mir, en el segundo, aunque Borja Mayoral acortó en el 87', metió miedo e hizo cundir los nervios. Pese a ello, y a que hay jugadores como Nianzou que no carburan, hay que reconocer que Sampaoli ha mejorado a muchos de sus pupilos y que transmite una mejoría a pesar de que no le acaban de llegar refuerzos.
Tras una primera parte de mayor dominio local, en la que Acuña cabeceó una falta sacada con maestría por Ivan Rakitic -una de las metamorfosis más sorprendentes-, en la reanudación el Getafe dio un paso al frente y le embotelló atrás. Los azulones gozaron de tres buenas ocasiones para empatar, dos de Borja Mayoral y una de Juan Iglesias que salvó Bono con su clásico paradón diario. Sampaoli, que hizo debutar a Badé, daba pasos atrás y Quique, contestaba yéndose cada vez más arriba. El resultado fue un partido vibrante y una necesaria victoria para el Sevilla FC, que por fin sale del descenso.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas del Sevilla FC en el choque de la jornada 16 en Primera división frente al Getafe:
En la primera mitad apenas le enfocó la cámara hasta el gol anulado a Unal, que definió bien pese a la gran estirada del marroquí, y un cabezazo del turco que se fue fuera por poco. Se 'vengó' del '10' azulón haciéndole un recorte en el área con nervios de acero. Dejó su paradón milagroso de cada día ante Juan Inglesias (mano voladora), aún con 1-0, y luego se quedó el remate de Alderete en el córner posterior. No pudo hacer nada en el enésimo remate de Mayoral.
No aprende. Después de una primera parte sin líos, cómodo al lado de tipos expertos como Fernando o Gudelj, casi la lía en el añadido. Iba buscando el balón pero no vio a Unal y le dejó un plantillazo. Muy parecida a la de su expulsión ante la Real Sociedad, esta vez se quedó en amarilla. Al siguiente duelo, quizás condicionado por ello, fue muy blando y a veces se despistaba y perdía su espalda, como en la acción del 2-1 o varias ocasiones más de Mayoral. Necesita mejorar.
Ha vuelto El Pulpo. No es casualidad que el Sevilla FC sea más sólido conforme el brasileño gana ritmo de competición. Tiene un don para colocarse y siempre está en el balón dividido, es la pierna en la que rebota el chut del rival, es el amigo que llega a la ayuda... Tras ganarlas todas como líbero durante 68' volvió a su sitio de natural de pivote.
Sin ser defensa ni zurdo, es el mejor central del Sevilla FC a día de hoy. Muy bien como marcador izquierdo. Se entendió bien con Fernando y al mismo tiempo cuidó la espalda de Acuña. Se lanzó con todo de manera providencial al filo de la hora de juego para sacar un centro-chut de Mayoral a centímetros de la línea de gol.
Ya dijo Sampaoli que para que Navas sea lateral, el equipo debe jugar un fútbol muy ofensivo. La primera llegada, cómo no, fue un centro suyo desde la derecha. Puso muchos más, pero cuando el Getafe ganó metros, el palaciego comenzó a sufrir a su espalda más de lo recomendable.
Es uno de los alumos aventajados de Sampaoli y de los más rápidos en captar la idea, pero no tuvo su mejor día pese a empezar lúcido en la salida desde atrás y estar muy cerca de marcar con un cabezazo que sacaron entre David Soria y la madera. Jugar de pivote implica riesgos y los conoció a las malas, tras alguna que otra pérdida peligrosa, sobre todo una en la que estuvo lentos a la hora de jugar de espaldas.
Versión mucho más vertical a la que tenía con Lopetegui pese a jugar en un doble pivote con sólo tres compañeros por detrás. Ahora se nota que la consigna es llegar lo antes posible a campo rival e incluso se le ve más rápido. Colgó la falta del 1-0, un caramelo, y sudó la camiseta.
Competitivo atrás y lúcido arriba, está demostrando lo importante que era su baja premundialista. O ha mejorado de la pubalgia o está haciendo un esfuerzo titánico, pero ha vuelto a gran nivel. Abrió el marcador con un cabezazo imponiéndose a torres muchos más altas.
Piernas rápidas y ágiles para correr, moverse de manera permanente y tocar. Era la pieza más liberada sobre el tablero, y en su constante ir y venir por el ancho y el largo del campo para buscar socios siempre pasaban cosas.
Comenzó animado tras ver puerta el jueves en Linares y dejó bonitos detalles técnicos en los primeros compases del duelo, pero se fue diluyendo y cayendo en una discreta intermitencia hasta ser sustiti.
No hace falta verle mucho en acción para comprobar que es otro. Se parece mucho más al de su arrollador primer año y medio en Nervión que al del desastroso año y medio siguiente. Ahora tiene colmillo. Se ofrece para correr al espacio e hizo gala de su enorme salto vertical para rematar uno de lo muchos córners a favor del Sevilla FC y para amenazar con la lluvia de balones que siempre garantiza Navas.
Saca máximo rendimiento a lo que tiene, aunque como ya ha repetido muchas veces sabe que no le da para estar tranquilo los 90 minutos. Salió con la clara consigna de jugar lejos de su área, de ser insistente en las llegadas a ver si la cantidad le reporta lo que no encuentra por falta de calidad. Se adelantó, supo pasarlo mal con 1-0 y no titubeó a la hora de dar un paso atrás y pertrecharse. Ha mejorado a muchos jugadores. Puso a Badé, aun sabiendo que aún no está para jugar, porque es lo único que tiene ahora mismo y tuvo que bordear de nuevo el infarto con el 2-1, pero su equipo volvió a ganar y va transmitiendo brotes verdes.
El francés tiene ante sí un doble handicap. No sólo debe adaptarse en tiempo récord al Sevilla de Sampaoli y a LaLiga española, sino que viene de seis meses sin competir en Inglaterra. Comenzó dejando buenas maneras, con toque de balón aseado y colocación, pero cuando Nianzou hacía aguas y el Getafe apretaba se empezó a poner nervioso.
Tiene ganas y, si su tobillo por fin le deja, también calidad para ponerla al servicio del equipo. Hizo poco porque cuando salió su equipo se limitaba a defenderse, pero le bastó un buen balón para poner un centro medido a Rafa Mir.
Aparición decisiva. Esta vez nada de 'falso extremo' ni gaitas. El Sevilla FC sufría pero tenía armas para aprovechar alguna estirada y Sampaoli le quería en el área para ver si cazaba alguna. Tuvo dos, la primera la cabeceó fuera, pero el segundo testarazo fue un gol de una importancia vital, sobre todo teniendo en cuenta que justo después marcó Mayoral.
Este chico convence porque busca la manera de reivindicarse incluso dentro de un avispero. Salió en un clima de tensión máxima pese al 2-0, nada más salir llegó el 2-1, pero se puso el mono de faena y apretó dientes para ayudar a defender viendo incluso una amarilla. En actitud y en ganas es un ejemplo para muchos veteranos.