Aitor Torvisco11 min lecturaJuventus FC y Sevilla FC empataron (1-1) en la ida de las semifinales de la Europa League, en un partido en el que los nervionenses se merececieron muchísimo más después de gozar de ocasiones para irse al descanso con un marcador mucho más amplio y que resistió al previsible empuje local durante toda la segunda parte (el primer disparo a puerta de la Juve fue en el 63') y hasta ese córner en el 97' que no se debió haber sacado al estar con el tiempo ya cumplido.
Mendilibar hizo seis cambios en su once respecto al equipo titular que ganó en la pasada jornada de LaLiga al RCD Espanyol (3-2), con Bono por el serbio Marko Dmitrovic, con Loïc Badé por Karim Rekik en el eje de la zaga, Marcos Acuña por Alex Telles en la izquierda y Fernando por Pape Gueye -no inscrito para Europa-. Arriba, el goleador En-Nesyri relevó a Rafa Mir y su mejor socio fue Ocampos, que suplió al lesionado Suso, pero tuvo que retirarse a la media hora de juego lesionado, dejando su sitio a Montiel y haciendo que Navas se situase como extremo. En la recta final entraron el Papu y Lamela por Óliver y Bryan.
En la Juventus FC, Massimiliano Allegri remodeló el centro de su defensa, ya que perdía por lesión al central brasileño Gleison Bremer -reconocido objetivo de Monchi el pasado verano- y alineó como titular al central Leonardo Bonucci, por Daniele Rugani. También dio entrada al joven Fabio Miretti en la medular y al serbio Filip Kostic en banda izquierda, con Di María totalmente liberado para aparecer por dónde quisiese y con Vlahovic en punta. No le salió bien, tras el descanso, con 0-1, Samuel Iling-Junior y Chiesa entraron por Miretti y Kostic para cambiar del 1-5-3-1-1 a una especie de 1-4-2-3-1 y Bonucci también pidió el cambio por motivos físicos.
Así jugaron, uno a uno, los futbolistas del Sevilla FC en el encuentro ante la Juventus FC, en la ida de las semifinales de la UEFA Europa League:
Estaban anuladas por fuera de juego, pero le hizo tres paradas seguidas a Vlahovic en el tramo inicial. El primer remate a puerta de la Juventus no llegó hasta el 63', un zapatazo de Iling que no sorprendió al meta visitante, muy seguro en su estirada baja y ya no volvió a tener que intervenir hasta que 97' Gatti cabeceó a portería vacía el injusto 1-1.
El fútbol de Mendilibar va de resistir e insistir y en eso el capitán es único. El Sevilla empezó a hacer recular a la Juve con centrol del capitán, que tras la lesión de Ocampos se situó donde todo la vida, de extremo, dando verticalidad pero perdiendo el 'efecto sorpresa' que tiene cuando llega desde atrás. En la segunda parte se dedicó más a cerrar, fue a menos y el equipo echó de menos esa amenaza.
Lo hace todo tan fácil que casi no luce su solvencia. Siempre en el sitio, con máximo pragmatismo para resolver problemas, ganador en los saltos, pegajoso cuando toca, con capacidad para mandar y ordenar a sus compañeros, tanto cuando se escalonaba y se quedaba como último hombre en la salida como cuando tiraba la línea... Se la jugó en un despeje en el área ante Rabiot en el 85', que la Juve reclamó como penalti, pero el VAR dijo que 'niente'.
Otro partido solvente al zurrón. Pese a las bajas en la medular, el serbio es a día de hoy el acompañante más sólido para Badé. Su solidez y fiabilidad le han hecho ganarse a pulso una renovación que el club tiene previsto anunciar la próxima semana. El inicio no pudo ser más accidentado, ya que en el 3' sufrió un codazo de su compatriota Vlahovic que le ocasionó una herida sangrante. Se rehizo a la perfección, aportando seguridad al cruce y fluidez en la salida.
Como su intensidad y su carácter competitivo son conocidos, basta resumir su partido con dos acciones: lo mismo había un centro desde la derecha y aparecía en el lado contrario dando profundidad por su carril, que lo mismo el que centraba o filtraba pases era la Juventus y aparecía cerrando y corrigiendo al cruce. Omnipresente.
Volvía tras caerse del once ante el Espanyol por una indisposición y lo hizo con una gran versión. La valentía para presionar arriba implica el riesgo de partirse si superan la línea y ahí el brasileño supo tocar el acordeón gracias a una gran colocación y a su ya conocida capacidad de intuición. Partidazo.
Sin el lesionado Jordán ni el inscrito Pape Gueye y con Gudelj de central, estaba cantada su presencia en el doble pivote. Lo cierto es que lo está haciendo muy bien ahí con Mendilibar, dando fluidez al juego y mostrando un gran porcentaje de acierto en la entrega, sin renunciar a ganar metros y llegar, como en el zapatazo en el 39' que Szczesny desvió a córner con apuros.
Qué lástima su lesión a la media hora de juego, porque estaba siendo el mejor arma ofensiva del Sevilla, tanto a la hora de atacar el área para rematar centros laterales como su profundidad vertical. Así tuvo hasta tres ocasiones claras antes de asistir a En-Nesyri en el 0-1. Todo eso en sólo 34 minutos. Ya dio el susto el martes, al ausentarse en la última sesión antes de viajar a Turín, pero entró en la lista, se ejercitó en la previa y se vio bien para salir de inicio, algo que demostró mientras estuvo sobre el verde. Se fue frustrado por tener que pedir el cambio.
El extremeño sonaba para el Benfica en las horas previas al duelo, pero Mendilibar le volvió a dar una oportunidad para que saque ese fútbol que hace tiempo que no se ve y que exhibió a inicios de curso. Entendió bien que debía jugar en pocos toques y jugaba siempre de primera o, a lo sumo, control y pase, intentando estar siempre cerca de la jugada y aportar ritmo a la circulación. Sólo le faltó un poco más de 'maldad' en esos pases.
Partido de muchísimo trabajo en el que el joven barbateño demostró su personalidad no achantarse ante dos veteranos de guerra como Cuadrado y Di María y reprochar al colombiano hasta tres intentos de darle un manotazo. Aunque apenas pudo percutir, fue hábil para dejar correr el balón para En-Nesyri en el 0-1 y muy trabajador para ayudar a contener.
Tardó en aparecer, pero apareció en dos acciones seguidas para dejar su huella. Primero la peinó para que Ocampos rozase el 0-1 y en la jugada siguiente aprovechó un centro del argentino para mandarla a la cazuela. Prometió 20 goles y ya suma 18, más que el metió a medias con Maguire en Old Trafford. Está tan crecido que se atrevió al filo del descanso con un zurdazo lejano -no suele prodigarse en los tiros desde lejos- que no fue gol por muy poquito.
Desde el planteamiento no se le puede poner ni un pero: estaba trabajadísima la manera de resistir ante un equipo que debía intentar plasmar en el arranque su teórica superioridad y que era previsible que acabase recurriendo a lo que hiciese falta para intentar nivelar la balanza. La Juve sólo tiró dos veces a puerta, en el 63' y en el 97', tras un córner ya fuera de tiempo. Sólo hizo tres cambios, pero es que no tenía mucho más.
Salió en el 34' por el lesionado Ocampos y se colocó como lateral derecho. Menos profundo que Navas (para eso ya estaba Navas), pero seguro en el uno contra uno en defensa.
Suplió a Óliver Torres en busca de algo más de chispa para poder volver a inquietar a la Juventus y no limitarlo todo a defender el 0-1, pero no tuvo demasiada incidencia.
Suplió a Bryan Gil a falta de sólo cinco minutos, tiempo suficiente para cargar rápido con otra de esas amarillas que sigue sin poder evitar.