El TAS (Tribunal Arbitral du Sport) ha dado la razón al Sevilla FC en su litigio con Joris Gnagnon, al que despidió el 21 de septiembre de 2021 alegando bajo rendimiento y un estado físico impropio de su condición de deportista de elite, argumentos que la entidad nervionense, que también ganó el pleito en los juzgados de lo Social y en otras instancias de la Fifa (donde le pedían 4,5 millones de euros) utilizó para no indemnizarle por los dos años de contrato que aún le quedaban por cumplir. Reclutado del Stade Rennais en 2018 por la dirección de fútbol que encabezaba Joaquín Caparrós a cambio de 15 millones de euros, apenas disputó 17 encuentros oficiales (1.283 minutos) como blanquirrojo, pues su estado de forma nunca llegó a ser óptimo. Lleva casi dos años (desde el verano de 2022) virtualmente retirado, pues no tiene equipo ni juega con nadie. Ahora, el último peldaño de la justicia deportiva ha considerado su rescisión unilateral como procedente, condenándole a costas, según desvela 'Diario de Sevilla'.
El Alto Tribunal sito en la ciudad suiza de Lausana, compuesto por tres árbitros de nacionalidad española, italiana y alemana, ha determinado que los límites de peso exigidos a Gnagnon durante su etapa en la capital hispalense eran "razonables y equitativos", por lo que rebasarlos fue "una justa causa de despido". El de Bondy, que llevó a pesar más de 100 kilos, había recibido previamente cuatro expedientes disciplinarios en los que se le daba la posibilidad de alegar sobre su sobrepeso, con pruebas abundantes de servicios médicos, sancionándole gradualmente hasta el apercibimiento del despido y con participación de los servicios legales internos del club, coordinando a médicos, nutricionistas y dirección deportiva, amén de ofrecerle propuestas para mejorar su estado de forma, circunstancias que han sido claves para acreditar la responsabilidad exclusiva del jugador en su deterioro.
El extenso fallo incluye anécdotas como el momento en que no se le pudieron colocar las pinzas para medir su metabolismo por la obesidad que padecía, agravada al no seguir la dieta dispuesta por los endocrinos del Sevilla, que recomendaron unas inyecciones para perder grasa. En la 19/20, el defensor zurdo volvió cedido a su equipo de procedencia, el Rennes, con el que tuvo mucha continuidad, aunque no se quedó. Tras quedar libre, el Saint-Étienne le dio su última oportunidad hasta la fecha, pero volvió a despedirle tras solamente dos partidos con su filial en los que no demostró nada, más que un evidente déficit de entrenamientos que impedía el normal desarrollo de su trabajo.