Sólo se le recuerdan dos grandes éxitos en su carrera. El primero, para ser justos, le llegó cuando era el líder de la banda puertorriqueña 'Son by four', que luego abandonó para probar fortuna en solitario: 'A puro dolor' y su versión en inglés (era un grupo mitad estadounidense que tenía cierto éxito en los USA) 'Purest of pain'. Aquello ocurrió a principios de la década de los 2000, con un cambio de siglo que supuso también la explosión en España de un género, el reggaeton, ahora de masas y dominante en la radiofórmula. Allá por 2004, lanzó un tema junto a Baby Ranks dentro de su disco 'Re-Inventado' que lanzó a Ángel López al estrellato: 'Hasta cuándo'. Cualquiera que peina canas y, por ende, pase ya de los cuarenta no podrá sino leer el título con cierto soniquete en el tono, pues la pista en cuestión, que supera los 8,6 millones de escuchas en 'Spotify', fue un hit de mucho cuidado.
A punto de cumplir las dos décadas de vida, la canción versa sobre un hombre que le dice a otro que deje de engañar a su mujer, que no se lo merece, rompiendo moldes en un género que, más tarde sobre todo, se volvió bastante misógino, cosificando al género femenino. Sin embargo, admito que tarareándola hasta más no poder, la letra viene al caso de la delicada situación por la que atraviesa el Sevilla FC, con su afición preguntándose, precisamente, "hasta cuándo la vas a hacer sufrir; ¿crees que ella no lo sabe?" y avisando: "La vas a perder (...) Hasta cuándo la vas hacer llorar. No sería lo mismo si estuvieras tú en su lugar. ¿Hasta cuándo no lo vas a entender? Hasta que a ella se le acabe el amor y sea demasiado tarde". Como si hubiera sido escrita para este sinvivir en blanquirrojo, sigue: "Y sólo dale amor. Sin temor, pídele perdón, que es hora de reconocer tu error. Y que tu trato desde hoy sea el mejor".
Unas estrofas que perfectamente podrían ir dirigidas a José Castro y Del Nido Carrasco, emperrados en ratificar a Diego Alonso pese a la evidente realidad: tres derrotas y un empate en los últimos cuatro partidos, solamente tres triunfos en veinte compromisos oficiales (con el uruguayo, apenas el 0-3 en la Copa del Rey ante el modestísimo CD Quintanar). Cierto es que el infortunio y la impericia se aliaron en contra de los nervionenses frente al PSV, pero ni siquiera la absurda expulsión de Ocampos puede justificar tal involución, regalando tres goles para perder en el alargue. Al fin, el ex seleccionador charrúa había conseguido que los suyos no sestearan en la primera parte y despertaran en la segunda, como siempre, sino que funcionaran como un reloj desde el principio, pero la media hora final fue para olvidar. Por eso, solamente un milagro en forma de victoria (mejor si es convincente pero hasta daría lo mismo) el domingo ante el Villarreal CF de Marcelino podría salvarle de la quema.
Porque, aunque los 'pesos pesados' del vestuario, Víctor Orta y las cabezas visibles del consejo de administración insistan en la ratificación, muchos miramos a todos lados en busca de la cámara oculta. No pueden estar hablando en serio. Máxime, tras conocerse que Del Nido Benavente tampoco será una amenaza en la próxima junta del 4 de diciembre. Querían llegar a toda costa al próximo lunes sin otro volantazo en la planificación, que amenazaría, incluso, al director deportivo, gran y casi único valedor de Alonso, pero ya no tiene demasiado sentido comerse un técnico en el que no terminan de creer. Por desconocido y por manifiestamente incapaz. Puede que no se lo merezca más que muchos componentes del plantel, aunque la cuerda siempre se rompe por el cabo más débil y barato. Ya empiezan a sonar nombres de posibles sustitutos, algunos vendiéndose sin rubor.
Aparte de un Quique Sánchez Flores en paro, muchos piensan en hombres de la casa como Joaquín Caparrós (me dicen que seguramente no sea lo más conveniente para su salud coger este toro por los cuernos, aunque no será capaz de decir 'no' a su Sevilla) o Manolo Jiménez, capaces de firmar un cheque en blanco para no descuadrar las cuentas del club, decidido a romper la banca en enero para cambiar medio equipo. Ahí podría estar la explicación de ese supuesto crédito multimillonario que habrían pedido los dirigentes, poniendo como aval los derechos televisivos, para ensanchar el límite salarial de LaLiga y permitir, cuentan, entre media docena de movimientos y diez, según otras fuentes, de entrada y de salida. La tesitura pinta feo, porque, por unas cosas o por otras, no todos los que deberían remar en la misma dirección lo están haciendo con la fuerza necesaria. Y, mientras tanto, con sones 'reggaetoneros', muchos nos seguimos preguntando hasta cuándo...