Es una de las mejores noticias de la recuperación del Sevilla FC, que ha sumado siete puntos de los últimos nueve para colocarse en una posición mucho más desahogada de la clasificación de Primera división. Después de mucho tiempo, Europa está mucho más cerca (2) que el descenso (6). Y buena parte de culpa reside en el crecimiento defensivo de los de García Pimienta, que ha encajado únicamente dos goles en estos tres últimos partidos, anotando siempre (4). En esa labor ha colaborado Tanguy Nianzou, un caso perdido para muchos, menos para el míster catalán, que ya dejó claro, con el mercado veraniego aún en su popa, que era muy válido y que estaba seguro de que le sacaría rendimiento. El ex del Bayern suma ya dos titularidades consecutivas a buen nivel (contra Athletic Club y Real Betis), aunque se perderá la visita al FC Barcelona a la vuelta del parón.
El parisino y Lucien Agoumé se marchan ahora con la sub 21 de Francia, aunque la doble amarilla que vio el central oriundo de Costa de Marfil en El Gran Derbi le obliga a descansar en Montjuic, precisamente cuando se encontraba en mejor momento. Una circunstancia que le hizo protagonizar una de la anécdotas del duelo de máxima rivalidad. En apenas trece minutos, Nianzou veía dos amonestaciones por sendas entradas fuertes. Tardó Martínez Munuera en expulsarle, así que el '24' consultó con Nemanja Gudelj en voz baja si la del minuto 76 había sido a él, como pensaba, o no. Al final, fue sólo un malentendido y el colegiado nacido en Benidorm le indicó el camino de los vestuarios prácticamente con el tiempo cumplido, por lo que tuvo que dejar Chidera Ejuke su sitio a otro central, Marcao Teixeira, para aguantar el marcador favorable.
En su camino hacia la banda, Tanguy se dirigió a gritos y con cara de circunstancias a Jesús Navas y le pidió perdón, tanto verbalmente como haciendo el típico gesto de juntar las palmas de sus manos. Sin duda, temía haber estropeado o, por lo menos, puesto en entredicho el triunfo que todos los que le quieren pensaban dedicar al palaciego, verdadero protagonista del encuentro ya desde su preparación en términos de motivación. Se marchó apesadumbrado el canterano del PSG, que volvería pocos minutos después al terreno de juego para celebrar con sus compañeros un 1-0 que dispara la confianza y el buen rollo en un vestuario que sabe que deberá seguir trabajando en pos de los objetivos.