“Todo tiene solución en la vida, menos la muerte”, aseguraba este martes Pablo Alfaro, líder de la defensa del Sevilla FC a principios de este siglo, en Radio Sevilla, donde analizó el mal momento deportivo y societario de una institución de la que se enamoró nada más llegar, aunque las condiciones no eran las idóneas. Así, aterrizó desde el Mérida en 2000, marchándose seis años después a un Racing en el que se retiraría en 2007. El aragonés, que saltó en 2009 al mundo de los banquillos y quedó libre el verano pasado tras su paso por el Real Murcia, formó una recordada pareja en el eje de la defensa con Javi Navarro, si bien vivió precisamente un contexto muy parecido al actual, a su juicio bastante peor en casi todo, aunque también hubo factores positivos y decisivos que ahora se echan de menos, como la unidad social tras el equipo.
“Me tocó de lleno, en el año 2000. La primera diferencia que había es que Sevilla FC y Real Betis, los dos equipos importantes de la ciudad, estaban en Segunda división, con lo cual no había uno por encima del otro. Una situación económica compleja, difícil, muy similar a la actual, pero sin el pasado glorioso que tiene el Sevilla ahora mismo, que entonces lo tenía muchísimo más lejano, porque ahora las copas siguen brillando, y sí es verdad que con un clima social absolutamente diferente al actual. Entonces, hay más diferencias que similitudes, aunque tengamos que aunar filas, porque de ahí no se sale si no hay humildad”, esbozó Alfaro, que reparte responsabilidades: "Los únicos actores que son capaces de revertir la situación deportiva son los jugadores, que no se olvide nunca, los que saltan al campo. Y, después el cuerpo técnico y la dirección deportiva, que son los que tienen que marcar la línea que seguir. Si eso funciona, tranquiliza mucho todo lo demás. Porque la otra guerra...".
No ve el otrora defensa mucha solución entre los Del Nido: "Dos no dejan de discutir si uno no quiere. Tienen que querer los dos dejar de discutir. Si uno de los dos no quiere, es imposible que se llegue a la paz. Y ahora mismo parece que por ahí van los tiros. No debe ser sencillo, pero el sentido común, a los que nos duele esto un poquito, más allá de que seas accionista, socio o no accionista, como alguien que piensa en sevillista… Soluciones en la vida hay en todo. Hay que llegar a acuerdos; sin acuerdos no hay solución. Lo demás es seguir dando puñetazos en la mesa y gritos. Y, a partir de ahí, nunca se va a llegar a una solución”. Un conflicto que cala en la plantilla, aunque el de Zaragoza entiende que hay que aprovechar el peso de Nervión: "Es uno de los campos más importantes del fútbol español. Y, por mucha crisis que pueda haber en el club, los adversarios lo saben, nuestros jugadores lo saben y el público, lógicamente. Por eso, esté como esté el Sevilla, sigue siendo un grande”.
Para colmo de males, Pablo Alfaro atisba falta de experiencia y liderazgo en el vestuario: "En aquel momento se tiró de lo conocido. El modelo de negocio que el club quería tampoco es el actual. Seguían primando las apreturas económicas y, sobre todo, el presente. No se pensaba tanto en el futuro, sino en hacer un equipo para un año, en salir de Segunda división lo antes posible y en intentar seguir creciendo desde ahí, sin expectativas grandilocuentes. Y se acertó en aquel momento con Roberto Alés, Monchi en la dirección deportiva y Caparrós en el banquillo. Y se fue haciendo un equipo; luego, estábamos los soldados, que nadie se salía del guion. La juventud hay que acompañarla con jerarquía, que, desgraciadamente, se vende, y este año ha habido muchas ventas. Tiene que asumir galones el siguiente escalón: Saúl, Nyland… No les vas a pedir eso Carmona o Kike Salas. Si ese escalón más alto a nivel contractual, junto con el cuerpo técnico, es capaz a nivel futbolístico, psicológico y emocional de llevarlo bien, el equipo crecerá. Si nadie coge este relevo, pues habrá problemas. Tiene que haber un núcleo duro que ayude a los jóvenes”.