Cristobal Soria, quien fuera delegado de campo del Sevilla FC en tiempos de José María del Nido como presidente nervionense, hace tiempo que saltó a los medios de la comunicación gracias a su perfil polémico y controvertido que siempre le ha caracterizado. Soria ha demostrado siempre no tener pelos en la lengua, de ahí que hoy día sea uno de los tertulianos estrella de El Chiringuito de Jugones que presenta Josep Pedrerol.
Ahora, que ha estallado todo el ‘Caso Negreira’ a raíz de una investigación de la Fiscalía de Barcelona por un presunto delito de corrupción entre particulares a una empresa de José María Enriquez Negreira, exárbitro y número dos del Comité Técnico de Árbitros entre 1994 y 2018, por unos pagos de 1’4 millones de euros realizados por el Barcelona, el que fuera delegado de campo del Sevilla FC ha querido contar su experiencia personal con Enriquez Negreira, al que definió como “un tiburón empresarial”, un “señor sin escrúpulos”. “A mí me engañó”, asegura Cristobal Soria.
“Yo estuve reunido en un par de ocasiones en su despacho en Barcelona. Me propuso trabajar con él y para él», comenzó diciendo el exárbitro para sorpresa de Josep Pedrerol. "Yo estuve dos veces. Cogí un avión y me fui para Barcelona. Me mandó, incluso, los billetes para ir”, relata Cristobal Soria en El Chiringuito de Jugones, donde siguió dando más argumentos sobre el presunto engaño: “En la segunda ocasión me di cuenta de que me quería engañar. Me vendía una moto... Él tenía una distribuidora de perfumes para toda España y él la llevaba en Cataluña. Quería que fuese su agente en Andalucía, Ceuta, Melilla y Gibraltar”.
Cristobal Soria y Enríquez Negreira, tal y como el propio Soria relató, se conocían del colectivo arbitral, de ahí que contara con él para la representación de primeras marcas de perfumes: “Las comisiones que detallaba me sedujeron”.
Sin embargo, el acuerdo escondía trampa: “Después me enseñó el producto y no te vendía el frasco, sino el perfume a granel”. Ahí el “engaño”, en palabras de Cristobal Soria: “Me di cuenta que era un tiburón empresarial, que era un señor sin escrúpulos. A mí me engañó. No me dijo que el producto era el ‘52' ni el ‘74', a mi me habló de cinco primerísimas marcas y de condiciones que me agradaban”.
Una experiencia profesional entre Soria y Enríquez Negreira que no tiene nada que ver con el mundo del fútbol, pero que sí explica muy bien cuáles eran los formas del empresario en sus negocios.