Sin grandes estridencias. Ni fallos garrafales ni superioridades manifiestas. Había que bajar al barro y sacar la cabeza antes que el rival. Mendilibar es 'perro viejo'. Como decía el inolvidable Luis Aragonés, tiene el culo 'pelao' de luchar por la permanencia, especialmente al frente de un Eibar construido por él y Fran Garagarza a base de un fútbol quizás rudimentario, pero idóneo para las dimensiones de Ipurua. Le ha costado más exportar su modelo reciente al de Zaldivar. Y no eran pocos los que dudaban de su conveniencia para una plantilla labrada con millones de euros para un fruto más ambicioso y vistoso. Pero, aun sin ser tan dulce, la fruta que recolectó el Sevilla FC en su estreno no amargó ni mucho menos. Todo lo contrario. Supo a gloria en el Nuevo Mirandilla, el campo de un rival directo que ahora le mira la matrícula. Ni tan mal para empezar.
DMITROVIC: 6
Pudo sacar a relucir una de sus virtudes hasta llegar a Nervión, el buen desplazamiento en largo. Apenas tuvo que intervenir en el primer periodo, bien ayudado por su defensa a la hora de bloquear los intentos locales. En la segunda, seguridad, especialmente por alto, como demostró en un disparo postrero de Chris Ramos.
JESÚS NAVAS: 6
Sobrino le buscó mucho la espalda y, quizás por eso, tardó en animarse a subir y buscar centros al área. Crucial al lanzarse al suelo para evitar el que habría sido el empate de Sergi Guardiola, justo antes del 0-2.
BADÉ: 6
Se jugó el penalti ante Sobrino en el primer tiempo, pero anduvo atinado casi siempre al cruce. En la segunda parte, mucho más ganador en las pugnas. Sirvió en largo el balón que supuso la sentencia.
GUDELJ: 5
La doble punta del Cádiz, con movilidad aparte de envergadura, no se lo puso fácil, pero estuvo ágil en la anticipación y contundente cuando tocaba. Incluso, se animó a ir arriba en la estrategia.
ACUÑA: 5
Más fallón e impreciso de lo habitual, Alejo le buscó las cosquillas y limitó su presencia en campo contrario, aunque el argentino sirvió unos cuantos balones con peligro. Cerró bien filas atrás en su versión más competitiva y pragmática.
JOAN JORDÁN: 5
Un poco más de confianza en sí mismo para arrancar esta nueva fase. Botó la mayoría de los saques de esquina y no perdió balones peligrosos en zona comprometida.
PAPE GUEYE: 6
De un posible penalti a alguna duda en balones divididos pasó a ganar a menudo en campo rival, imponiendo su físico y su potencia.
OCAMPOS: 8
Muy inspirado como extremo derecho, volviendo loco a Espino y generando mucho con sus diagonales. Se fue creciendo y bajó a recibir, dejando espacio a Navas para correr y creando superioridades en el área por dentro. Un gol de intuición que demuestra que se puede atacar más llegando que estando arriba.
RAKITIC: 5
Con mando en plaza tanto en la estrategia como para elaborar en la media punta, con Jordán y Gueye guardándole las espaldas. Alternó errores (casi siempre por precipitación) con aciertos.
BRYAN GIL: 6
Más ganas que tino, con un par de pérdidas que, al menos, compensó con carreras hacia atrás para ayudar a sus compañeros. Con ventaja en el marcador y más espacios, se creció, siendo letal cuando soltaba amarras y percutía por dentro. Gran asistencia sin dejarla caer en el 0-2 a En-Nesyri.
EN-NESYRI: 6
Lo peleó todo por alto, sin suerte hasta el descanso, y trazó desmarques que solían ver a destiempo, por lo que se jugó de manera algo precipitada en la contra que dirigía hacia David Gil. Se fajó a la hora de echar una mano en defensa de los balones aéreos. Paradójicamente, perdonó como mejor se le da, de cabeza, pero no en un mano a mano con su pierna mala.
LAMELA: 5
Buenos minutos corriendo al espacio con conducciones en las que, como es habitual, eligió mal a la postre en la finalización.
SUSO: 6
Corretón e inteligente con espacios, cayendo hacia zonas interiores y no tanto en banda.
ALEX TELLES: 5
Poco tiempo, aunque suficiente para no arriesgar atrás y mandar un par de centros peligrosos al área contraria.
ÓLIVER TORRES: 5
Tuvo un mano a mano para hacer el tercero, pero lo detuvo David Gil.
JOSE LUIS MENDILIBAR: 8
Tampoco había que hacer milagros, sino cumplir con su encomienda de facilitar el trabajo a la plantilla, transmitirle un mensaje más claro y ordenar al equipo para favorecer las virtudes individuales, no exprimiendo a un grupo atemorizado con esfuerzos innecesarios o cambios de sistema sobre la marcha. Le salió bien a la primera, aunque deberá pulir la estrategia de un Sevilla que, al menos, se mostró más cómodo con un 1-4-2-3-1 flexible sólo en la parte de arriba, con riesgos contenidos y elaboración justa para llegar al área contraria. Un gol tras el rechace al saque de un córner y otro en un balón colgado (a tres toques) le dan la razón.