Luis Rubiales no deja de protagonizar momentos y portadas. El que fuera máximo dirigente de la RFEF no permite que nadie se aburra. Su momento de gloria, desde su punto de vista, no ha pasado, y, a pesar de que tuvo que dejar el cargo hace meses, quiere seguir apareciendo en primera plana. Incluso en momentos tan delicados como es su comparecencia ante la jueza en el marco de la ‘operación Brody’, de la que es uno de los investigados, no desaprovecha su oportunidad para llamar la atención.
No es muy habitual que un presidente de Federación o Comité Olímpico en este país tenga tanta cuota de protagonismo en los medios de comunicación. Si no, miren a Alejandro Blanco, máximo dirigente del COE, o a uno de los predecesores de Rubiales, Ángel María Villar, quien llegó a rozar las tres décadas al frente de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas y cuya fobia a la prensa era más que notoria. Sin embargo, en el caso del de Motril, desde el primer momento, se le vio muy cómodo, quizás demasiado, en este tipo de campos.
Este lunes, Rubiales se tuvo que enfrentar a un trago nada agradable: comparecer ante la magistrada de la ‘operación Brody’. Aquella que provocó que la RFEF saltara a los medios de todo el mundo debido a que agentes de la UCO tuvieran que registrar su sede, para vergüenza y bochorno de todos los españoles. Una situación ya demasiado habitual, que comenzó con la detención de Villar cuando todavía era presidente y que se ha prolongado hasta alcanzar al nuevo ‘elegido’, Pedro Rocha, quien, por cierto, también está en el punto de mira. Pero esa es otra historia.
Volviendo al caso que nos ocupa, hay que destacar que, a pesar de verse envuelto en numerosos problemas judiciales, Rubiales no ha perdido una capa de su personalidad. Cierto es que, en un primer momento, cuando declaró ante los medios a su salida del juzgado, en una “breve declaración” (que, por cierto, no admitió preguntas de la prensa), parecía que había adoptado un perfil bajo, pero no. Volvió a hacer gala de una falta de autocrítica preocupante.
Rubiales, quien confirmó que contestó a todo lo preguntado y que se puso a disposición de la jueza para lo que necesite, dejó entrever que sigue pensando que su gestión fue excelsa. Aquella por la que la RFEF ha tenido que ser registrada por la Guardia Civil y por la que se ha puesto en el foco directamente tanto a él mismo como a su socio, Nene, por algunas operaciones presuntamente ilícitas. Genio y figura.
“Han sido cinco años en los que he trabajado felizmente. He sido un privilegiado trabajando en la RFEF, hemos hecho una gestión que ahí está, a nivel económico y a nivel deportivo. Creo que eso no lo puede poner nadie en duda. He tenido constantes ataques, y eso es otra muestra más. Lo que mantendré siempre es que jamás ha habido dinero que se reciba de manera ilegal. Jamás ha habido una licitación de manera ilegal, siempre hemos obrado con la máxima excelencia y la búsqueda de la legalidad”.
Como se suele decir, no hay más preguntas, señoría, y nunca mejor dicho. Rubiales no ha cambiado ni un ápice y no parece que vaya a hacerlo. No se da cuenta (o no quiere) de que no es el dirigente modélico que quiere aparentar. Eso es porque, en sus adentros, es consciente de que se encuentra metido en un problemón del que la solución puede ser que no le vaya a gustar. El tiempo pone a cada uno en su sitio, y, mientras él se enfrenta a la Justicia por múltiples asuntos, el fútbol debe continuar. Dejó de dirigirlo hace mucho tiempo y todos deben centrarse en una nueva etapa, una en la que la Eurocopa y los Juegos Olímpicos coparán nuestro tiempo en los siguientes meses.