"No me quiero enredar mucho en explicar lo que pasa. Es un problema con el Almería y del Almería. Hasta que eso no se solucione, a esperar. Appiah no es jugador nuestro y no lo podemos usar", así de claro se mostró Pepe Mel este jueves en sala de prensa sobre el que, teóricamente, sería su primer gran refuerzo para este mercado invernal.
Las cosas entre Arvin Appiah y el Málaga CF están totalmente cerradas. Tanto es así que el futbolista estuvo viendo el amistoso del que será su nuevo equipo esta semana ante el Winterthur en Coín y este jueves estuvo en La Rosaleda, durante el entrenamiento a puerta abierta del equipo. Estaba previsto que el neerlandés pasase reconocimiento médico este jueves y que llegase la confirmación oficial de su cesión, aunque un problema en la UD Almería tiene paralizada la oficialidad del fichaje blanquiazul.
Appiah estaba a préstamo en el Tenerife, club que rompió su cesión el pasado 30 de diciembre. Para que el extremo holandés vuelva a salir cedido, según la normativa de LaLiga, el Almería debería de inscribirlo en la primera plantilla y luego formalizar el acuerdo de cesión al Málaga. El problema radica en que el conjunto almeriense tiene las 25 fichas ocupadas, por lo que no tiene ningún hueco que le permita inscribir a Appiah. En la entidad de Martiricos tienen las manos atadas, puesto que todo depende exclusivamente del Almería, que deberá agilizar su operación salida en este mercado invernal para que la operación de Appiah con el Málaga se lleve a cabo.
Pese a la mala temporada del equipo, la afición malaguista demostró este jueves que el sentimiento por el Málaga CF no se puede controlar. Aunque el club estimó unas 2.000 entradas infantiles para el entrenamiento, al final se presentaron en La Rosaleda más de 5.000 personas, con una cola para acceder al estadio que llegó a extenderse desde la otra orilla del río Guadalmedina hasta la avenida de La Palmilla, lugar de acceso al campo habilitado por el club.
La locura fue máxima cuando los futbolistas saltaron al césped, quienes, una vez acabado el entrenamiento, no dejaron de regalar obsequios malaguistas a los más pequeños. Arvin Appiah, presente sobre el césped, no dudó en ponerse la bufanda del Málaga al cuello para luego lazarla a la grada del que será su estadio próximamente.