Carlos Neva es ese tipo de jugador que todo aficionado desearía tener en su equipo. Un chico humilde, trabajador en silencio, que se ha ganado un puesto en los altares del granadinismo.
El gaditano volvió a enfundarse la rojiblanca horizontal en Cartagena ocho meses después de una lesión que sufrió en Mendizorroza, en un encuentro clave por la salvación que terminó llevándose el Granada.
El Granada ganaba en marzo en Vitoria ante el Alavés (2-3). Sin embargo, no todo fueron buenas noticias para los nazaríes tras ese encuentro. Durante la misma semana se conoció el alcance de la lesión del canterano.El gaditano tuvo que ser sustituido en Mendizorroza tras una acción el la que se quejaba de la rodilla izquierda tras una jugada que supuso el tanto del empate babazorro, en la que se vio envuelto Gonzalo Escalante. Tras ser atendido por los servicios médicos, decidieron que lo más adecuado era que Neva no ingresara de nuevo en el terreno de juego, aunque se probara por unos minutos.
Desde entonces, Carlos Neva ha vivido uno de los procesos más difíciles de afrontar para un futbolista, una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Aquel día, algo cambió. Los rojiblancos perdieron a un capitán en la sombra.
No es fácil cuando un futbolista sufre lesiones de larga duración. Comienzas las reuniones con los servicios médicos del club para ver si operar o no -en este caso sí-, tomas una decisión e inicias un largo viaje por el barro.
Después de la operación, comienzas la readaptación en el gimnasio, en la cinta antigravedad y en la piscina, alejado del grupo, lejos de tus compañeros. Mentalmente, es una batalla que libra el jugador por mantener el tipo. A pesar de que el fútbol parece estar 'bunkerizado', en una burbuja paralela a la sociedad, los jugadores también son humanos, de carne y hueso, y pelean por poseer una mente estable.
A Carlitos Neva le ha tocado saborear el lado más amargo del fútbol; viviendo días negros en los que uno pierde la confianza en sí mismo. Eso sí, la mejor arma del canterano la ve en la Ciudad Deportiva cada vez que entra por la puerta: la Eterna Lucha.
Quien escribe estas líneas está de acuerdo con lo que dijo Karanka: "Carlitos al 10% siempre en mi equipo". Por su lucha, su carácter y su capacidad para contagiar esas ganas y felicidad por jugar. Ahora le toca volver a sonreír, aunque dudo que haya dejado de hacerlo incluso en los momentos más complicados. Carlos Neva es puro granadinismo.