Tras lograr una permanencia histórica, el carácter ganador de Andoni Iraola le pide algo más. Al menos, mientras las matemáticas le permitan soñar. Pero, tras la contundente derrota que se han llevado los suyos en el Emirates Stadium frente al Arsenal de Mikel Arteta (3-0), el sueño europeo del Bournemouth se ha roto casi por completo.
Los 'cherries' ya están a cinco puntos de una séptima plaza que podría tener guardada un billete a la Conference League, pero todos su rivales directos, Newcastle y Chelsea, cuentan ahora mismo con dos partidos menos y están a tres y cinco puntos, respectivamente, cuando al Bournemouth le quedan sólo dos encuentros que disputar. Por lo que para alcanzarla, los de Iraola tendrían que sumar sus seis puntos y que el Newcastle no sumara en ninguno de los cuatro que le quedan.
Esta tarde, en tierras londinenses han plantado caro, pero el Arsenal no ha fallado. Los 'gunners', ganadores de 14 de sus últimos 16 partidos en la Premier League han sostenido su liderato todavía provisional con una victoria. Eso sí, no exenta de polémica por un discutible penalti en el 1-0 y un gol anulado al Bournemouth.
Dos jugadas claves en el desenlace del duelo, nada claras, más que dudosas, sobrevolaron el triunfo del conjunto londinense, indudablemente merecido, sobre todo por todo lo que creó en el primer tramo del encuentro hasta el descanso, pero no tanto en la segunda mitad, cuando el conjunto de Andoni Iraola repuso el debate sobre el resultado.
El Arsenal apabulló al Bournemouth en el primer tiempo. Por una cuestión de pegada, tan preciada en el fútbol, tan extendida en los 'grandes' que dominan Europa, no se adelantó en el marcador hasta el borde del descanso. De penalti discutible. Pero, cuando lo hizo, ya había merecido golear al grupo de Andoni Iraola, al que no le permitió nada más que defender y resistir hasta el descanso. A duras penas. Después, sí puso todo a debate.
En niveles expresivos de posesión entonces, 81 a 19, al conjunto londinense le faltó tino en los últimos metros, cuando de verdad se resuelven los partidos y las competiciones. Le faltó el gol. Todo lo demás lo hizo como debía hacerlo. Su caudal de ocasiones son un reflejo de una superioridad absoluta. El resultado era lo único irreal visto lo visto sobre el terreno.
El colmo fue el derechazo que cruzó demasiado Declan Rice dentro del área, al lado del punto de penalti, en una posición inmejorable de no ser por todos los zagueros que se le abalanzaron. Su tiro lo ajustó al poste. Fuera. Otra oportunidad más, en el minuto 37. El duodécimo remate dentro del área. El decimoquinto. Un asedio casi total. Sin gol.
Hasta el minuto 45. Hasta un penalti que no pareció nada claro. Es más que discutible. Havertz encaró a Travers y, cuando lo sobrepasó, escorado, dejó su pierna izquierda atrás con el único propósito -no natural- de impactar con la pierna del guardameta y caer al suelo. Una pena máxima promovido por el delantero. Hubo contacto, pero provocado por él. El VAR lo revisó y lo confirmó. Es el fútbol actual. Al borde del descanso, Saka lo transformó.
Ya en el segundo tiempo, perdonó el 2-0, con un remate demasiado condescendiente con el guardameta, mucho más peligroso de lo que realmente fue con su golpeo flojo. Más dañino fue la acción siguiente de Havertz, repelida de nuevo por Travers, a ras de suelo, estirado, con la mano derecha, para sostener a su equipo al filo de una derrota más amplia, pero vivo en el encuentro, incluso atrevido para contraatacar de vez en cuando.
Y, de repente, Solanke advirtió al Arsenal. Su remate con la derecha la despejó con apuros David Raya, avisado, como todo su equipo, de que aún no había nada resuelto. Ni mucho menos. Lo dictaba el marcador, mucho más allá del juego. Justin Kluviert asustó de nuevo, con un derechazo más potente que preciso. Fue fuera. El segundo aviso del Bournemouth. que había propuesto más tiros al marco contrario que los locales en el segundo tiempo.
Cuando peor se sentía, cuando más en duda veía el triunfo, también la 'Premier', una maniobra de Declan Rice propuso el gol de Leandro Trossard, que transformó el 2-0 en el minuto 70 con la derecha. Su decimosexto gol de la temporada. Y la sentencia del duelo, porque, instante después, se anuló el 2-1 al Bournemouth. Más polémica.
El árbitro, David Coote, y el VAR entendieron como falta el movimiento de Solanke, que estorbó mínimamente a Raya en su salida dentro del área. El error en el despeje del guardameta internacional español habilitó el remate al larguero de Christie y el gol en el rechace de Semenyo. No valió. Un alivio para el Arsenal, que marcó el 3-0 por medio de Rice en lo instantes finales y que traslada la presión, de nuevo, sobre el Manchester City, que juega dentro de tres horas contra el Wolves.