Álex Martín6 min lecturaEl Castellón tiene muy claro lo que necesita en estos momentos: certificar cuanto antes su permanencia en LaLiga Hypermotion. El conjunto blanquinegro, que se encuentra a cinco puntos de la primera posición que marca la quema, quiere seguir sumando de tres en tres para poder confirmar que se mantendrá una temporada más en el torneo de la regularidad. Con 40 unidades, buscan seguir creciendo y poder darle más alegrías a su afición, que no quieren vivir demasiados sustos en las gradas de Castalia, uno de los iconos de la localidad.
Precisamente, en esta ocasión, hay que hablar del estadio en el que suele disputar sus encuentros un Castellón ambicioso y que quiere conseguir más de lo que ha obtenido hasta el momento. Fundado en 1987, a pesar de que es uno de los coliseos más jóvenes de la categoría de plata, este edificio ha vivido muchos momentos, tanto buenos como malos, de una entidad que se muestra inconformista y que se acerca, con el paso de las semanas, a la ansiada permanencia.
Con unas dimensiones de 102 metros de largo por 70 de ancho, el estadio del Castellón es uno de los más jóvenes de LaLiga Hypermotion. El 17 de junio de 1987, el conjunto de la Comunidad Valenciana inauguró su nuevo coliseo tras unas obras veloces, las cuales satisficieron las demandas de la afición, que buscaba que su equipo pudiera tener un coliseo “más moderno y actual”. Sobre su inauguración, hay que destacar que el Atlético de Madrid fue el invitado a la fiesta de la escuadra blanca y negra.
Con capacidad para 15.500 espectadores, el anteriormente conocido como Nou Estadi Castalia se puso en marcha, y, en su corta vida, ha sido testigo de no pocos acontecimientos de lo más notables. Además de los partidos del equipo local, la selección española sub-21 ha pasado por allí. No solo ellos, también el combinado valenciano, que ha podido disputar algún que otro encuentro en este estadio, que quiere vivir más hazañas de los suyos, que luchan para ser una de las referencias en Segunda división.
Asimismo, hay que destacar que, hasta el día de hoy, el estadio ha sufrido numerosas reformas. En su inauguración, había 15.000 asientos, pero esto no se mantuvo. En 1988, se eliminaron “las sillas de los goles bajos”, entre otras medidas, y el aforo, por aquel entonces, era de 17.000. Cuando se ascendió a Primera, en 1989, se añadieron dos filas de asientos “al final de los goles y preferencia”, llegando a alcanzar los 18.000.
Construido por Joaquín Tirado, Castalia tuvo como modelo al Miniestadi del FC Barcelona, ya demolido. Las obras, que comenzaron el cinco de agosto de 1986, no tardaron demasiado en completarse, ya que, menos de un año después, el Atlético visitó al Castellón para poner de gala un coliseo que quiere seguir vivo durante mucho tiempo.
Años antes, en la 1980/81, la masa social, tal y como recuerda el propio club, reclamaba de forma insistente la construcción de un nuevo estadio. Con el grito “Queremos campo, queremos campo”, se terminó atendiendo su reclamación. En primer lugar, Antonio Sales consiguió unos terrenos frente al Centro Comercial ‘La Salera’, pero, en ese momento, no se pudo sacar adelante el proyecto por las pocas ayudas que se recibieron. Además, que tuvieran que desplazarse los aficionados en coche y no a pie, como se venía haciendo, tampoco ayudó.
Después de que el Ayuntamiento se hiciera con los terrenos, el reconocimiento del Miniestadi, que fue la inspiración de Castalia, terminó influyendo en que el proyecto, que llevaba años parado, pudiera salir adelante, para alegría de todos los seguidores de un club que se encontraba, en la 85/86, peleando por ascender a Primera.
Algo alejado del centro de la ciudad, Castalia no se encuentra demasiado lejos del Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón. Situado en la calle d’Osca, está acompañado por unas pistas de pádel, que completan la experiencia deportiva de todos aquellos que deseen poder hacer algún tipo de actividad junto al estadio del equipo de su ciudad, aquel que lucha por no caer a la 1ª RFEF bajo ningún concepto.