Alejandro Sáez5 min lecturaEl fichaje de Iscó Alarcón por el Betis ha sorprendido a propios y extraños. Una contratación exprés que se ha resuelto en menos de 24 horas y que, tras una mañana de miércoles frenética, llevó al de Arroyo de la Miel a entrenarse por la tarde con sus ya nuevos compañeros en la ciudad deportiva verdiblanca. Isco vuelve a Sevilla (había dejado su casa en la capital hispalense), y con él el morbo. Hace aproximadamente un año se presentaba ante multitudes en el Sánchez-Pizjuán como fichaje estrella del Sevilla FC de Lopetegui, aunque el tiempo (y el mal curso de los de Nervión) acabó quitándole la razón y empujándole a irse por la puerta de atrás en enero, tras un encontronazo con Monchi y sin su principal valedor (Lopetegui) en el banquillo.
Ahora, Pellegrini ha repetido la jugada del técnico vasco y, como ya intentara en el pasado, ha convencido al malagueño para que se enrole en su proyecto y demuestre que sigue siendo el Isco Alarcón del Málaga y que acabaría recalando en el Real Madrid. ¿Lo conseguirá?
Por el momento, Isco no ha faltado a la verdad y se ha decantado por una oferta, la bética, que le ha dado lo que venía buscando este verano: "Un proyecto en el que pueda tener una continuidad, un equipo que quiera jugar al fútbol con un estilo asociativo, divertido... Estoy en un momento de mi carrera en el que, tras ganarlo todo, lo que quiero ahora es disfrutar. Por supuesto, a un nivel competitivo y si vienen más títulos, pues mejor”.
Un Betis al que Isco llega como recambio de un Sergio Canales que, irónicamente, ha marchado al Rayados de Monterrey mexicano. Precisamente el mismo equipo que semanas atrás vino hasta Madrid a tratar de convencerlo a él y su esposa, Sara Sálamo, y al que Isco le dio el 'sí', aunque con la boquita pequeña y a cambio de cinco millones de euros limpios por temporada. Pero pidió tiempo, no se acababa de decidir y aunque en su mente todo apuntaba al extranjero, le daba prioridad a una de las cinco grandes ligas europeas, como cuando se frustró su fichaje en enero por el Unión Berlín.
Isco no quería dar otro paso en falso en su carrera. Sabía que era cuestión de tiempo que pudiera aparecer una oportunidad más interesante en lo deportivo, como la opción de la Real Sociedad, tras la lesión de Silva, o el ansiado Betis de Pellegrini, cuyo 'recambio' en Monterrey (Canales) le ha acabado abriendo.
Tampoco le resultó sencillo al cántabro, quien se lo pensó algo más de lo esperado pese a su predilección por la cultura azteca. El probar una experiencia nueva y el casi doblar su ficha (ha pasado de percibir 1'8 millones de euros ha cobrar 3'3 kilos limpios en México) acabaron resultando claves para su marcha... y para que la situación de Isco Alarcón diera un giro de 180 grados. En Heliópolis cobrará mucho menos que en México, firmando por un solo año, sin prima de fichajes como agente libre y colocándose en el tercer escalón salarial a razón de 1'2 millones de euros netos. Pero podrá disfrutar de una última bala al máximo nivel de exigencia deportiva que le permita "jugar, competir y divertirse" a "un nivel competitivo". Enfermería o puerta grande, comentan algunos.
Y es que el fútbol, a veces, te sorprende con movimientos como éste. ¿Qué hubiera pasado si el Papu Gómez hubiera marchado a Rayados? Y es que lo que muy pocos saben es que el que estuvo muy cerca de firmar por Rayados de Monterrey semanas atrás fue el sevillista Papu Gómez, con el beneplácito del jugador y del Sevilla FC. Una negociación en la que se avanzó bastante y que, finalmente, se acabó rompiendo por la falta de entendimiento a última hora entre los intermediarios y los agentes del internacional argentino.
Los rectores mexicanos, de 'tournée' por España y decididos a volverse con un refuerzo de relumbrón, siguieron con su plan establecido: Isco, Canales... hasta otro sevillista, Óliver Torres, se tanteó.