El Real Betis ya ha deslizado que el escenario más probable en enero será el de quedarse como está. De hacer un esfuerzo, con un pequeño sobrante en su LCPD (AKA tope salarial), será por un mediocentro defensivo, habida cuenta de que William Carvalho no volverá, en el mejor de los casos, hasta la recta final de la 24/25 y de que Marc Roca no se pone ni siquiera fechas, pues acaba de someterse a un tratamiento experimental con células madre y cruza los dedos para que remitan sus sempiternas molestias en el tobillo izquierdo. Encima, Johnny Cardoso acaba de lastimarse con la selección de Estados Unidos, por lo que Manuel Pellegrini tendrá que aviarse las próximas semanas con Sergi Altimira como único pivote de la primera plantilla y la ayuda desde el filial de Mateo Flores. Seguramente deberá tirar de Carlos Guirao o Sander Ballero, aunque no se descarta que apueste por la matización táctica que ya puso en práctica en San Mamés.
Sea como fuere, el conjunto verdiblanco está experimentado una mejoría lastrada por la falta de gol. Un problema que se hace más evidente si cabe con Cédric Bakambu, cuyo único tanto hasta la fecha fue, antes y después de fallar varias ocasiones claras, ante el modesto CD Gévora en la Copa del Rey. Si se produjera la salida del congoleño en enero, que, con la regla 1:1 activa, permitiría abrir un gran espacio en el margen salarial, otro gallo cantaría en La Palmera, donde no pierden de vista alguna oportunidad de mercado que mejore sus números en la segunda vuelta. Precisamente, el Galatasaray podría plantearse el retorno de su ex pupilo, aunque todavía no se han materializado los contactos, dada la lesión de gravedad de Mauro Icardi y la posible marcha de Victor Osimhen, si bien desde Turquía pujan también por un artillero 'top' vinculado con los béticos.
Se trata de Arkadiusz Milik, que cumplirá 31 años en febrero pero es un futbolista de acreditada solvencia (161 goles y 39 asistencias en 402 partidos) en un momento bajo de su carrera. De 1,86 y lesionado desde finales del curso pasado, pasó por el quirófano en octubre por un problema que no remitía en el menisco medio de su rodilla izquierda, por lo que se encuentra en plena convalecencia. Inédito, por tanto, en la 24/25, tiene contrato con la Juventus hasta 2026 y la necesidad evidente de recuperar el ritmo perdido. Su sueldo, de 3,5 millones de euros netos, hace inviable cualquier operación en verdiblanco, máxime si hablan en 'Goal.PL' de un traspaso. Una cesión sin coste, asumiendo los turineses gran parte de la ficha, podría ser una alternativa más o menos factible si se producen bajas, sobre todo alguna venta, aunque el estado físico del polaco prácticamente impediría el rendimiento inmediato que precisan los fichajes invernales.