Paso a paso, pero todos los que se están dando son al frente y con una misma dirección. Los caminos de Héctor Bellerín y el Real Betis, salvo sorpresa, volverán a cruzarse el próximo verano. Será un año después de lo esperado, pero, al fin, el catalán será jugador en propiedad de la entidad verdiblanca, en principio por tres temporadas, acaso con una cuarta opcional. De esta forma, en Heliópolis lograrían encajar su alto caché en el marco económico que permite LaLiga, aunque el lateral derecho ha demostrado por activa y por pasiva que no le mueve precisamente lo pecuniario, sino el corazón. Renunció a una parte importante de la tarta salarial que le correspondía por venir en la 21/22 y está dispuesto a repetir para que pagarle no sea una hipoteca para la entidad de las trece barras, de la que quedó prendado. La falta de margen en el LCPD y el problema con las inscripciones impidió su retorno hace dos ventanas. cuando se desvinculó del Arsenal, mientras que la necesidad de suplir a Álex Moreno (llegó Abner) acaparó la mayoría de la partida invernal, pues Ayoze hizo 'un Bellerín' y esperó lo indecible.
El canterano culé encontró sitio, primero, en el Barça, pese a que nunca le hizo tilín a Xavi, y, desde enero de 2023, en el Sporting CP. Laporta incluyó en su extraño contrato de cesión (terminaba el próximo 30 de junio) remunerada una opción de quedarse hasta 2025 en Lisboa, previo pago de otro millón de euros, más el 20% de una futura venta. Se antojaba a todas luces un traspaso encubierto, en diferido, pero no será así. A día de hoy, Bellerín será agente libre a 1 de julio de este año, una condición que le permitirá retornar a coste cero a La Palmera. Según ha podido confirmar ESTADIO Deportivo, las dos partes se han dado verbalmente el 'Sí, quiero', por lo que solamente falta materializarlo todo, ponerlo negro sobre blanco, lo que se acelerará en cuanto el Betis, previsiblemente durante la inminente semana de Feria, haga público el nombramiento de Ramón Planes como nuevo director deportivo. El ilerdense, eso sí, conoce de primera mano los movimientos en ciernes y hasta los culminados, con dos ya cerrados (uno de ellos podría ser el fichaje de Héctor), así como los deseos de Manuel Pellegrini, que coinciden en este caso con la vuelta del badalonés.
Aunque no ha habido comunicación formal, el Sporting CP ya conoce los deseos del carrilero y se encuentra ya en busca de un jugador en esa posición para el próximo 'impasse'. La cláusula de renovación por dos campañas más es de aplicación consensuada, por lo que exige un acuerdo y no puede ser activada unilateralmente. No pondrá inconvenientes a su adiós, pero, en el caso hipotético de que quisiera atarle para llevarse algún beneficio, no podría, según consta en la planta noble del Benito Villamarín, por lo que únicamente una falta de entendimiento entre Bellerín y el Betis estropearía el deseado reencuentro. Con muchas ganas de volver a la capital hispalense y, entre otras cosas, de reencontrarse con sus íntimos amigos Aitor Ruibal (que ha cubierto su baja este año) y Borja Iglesias, ninguna oferta desde otros destinos hará cambiar de idea a Héctor. Y los técnicos verdiblancos no desaprovecharán la oportunidad de mercado que supone contratarle libre, por lo que, con los deberes pendientes de buscar acomodo a Montoya a falta de un año más de vinculación, el guion se antoja escrito y sin fisuras.
El zaguero catalán ha estado un mes en el dique seco por un culpa de una contusión en la rodilla izquierda que le produjo un traumatismo y generó ciertas dudas en el José Alvalade, ya que se trata de la misma articulación donde en enero de 2019 sufrió la lesión más grave de su carrera. Una rotura del ligamento cruzado le hizo estar ocho meses fuera de los terrenos de juego, pero nunca ha vuelto a resentirse. Tampoco ahora, pues las pruebas tranquilizaron a propios y extraños. Ya tuvo minutos en la ida de cuartos de final de la Europa League el 13 de abril ante la Juventus y fue titular tres días más tarde en el duelo liguero contra el Arouca, siendo sustituido al descanso, aunque no por ningún percance físico, sino por el deseo de su entrenador, Rúben Amorim, de cambiar su habitual 1-3-4-2-1 por un sistema más convencional y ofensivo, ya que perdían 0-1, empatando sobre la bocina Pedro Gonçalves de penalti.