El Real Betis encajó el pasado jueves en Old Trafford una goleada (4-1) que prácticamente le deja fuera de la Europa League, ya que se antoja harto complicado ganar al Manchester United el próximo 16 de marzo por cuatro goles de diferencia. Obviamente, como bien dice Manuel Pellegrini, en fútbol todo es remontable, así que, si los 'diablos rojos' fueron capaces de aprovechar el factor campo y su mayor calidad para poner pie y medio en los cuartos de final, también pueden tener una mala tarde en el Benito Villamarín que aprovechen los verdiblancos. El resultado de la ida, pese al desencanto de muchos por el hecho de que los heliopolitanos se borraran en la segunda parte tras unas primera prometedora, tampoco fue una sorpresa, ya que, por poner sólo un ejemplo, solamente el coste del traspaso (95 millones de euros fijos más cinco en variables), las comisiones de los intermediarios y el sueldo de Antony, autor del 2-1, superan el presupuesto de los hispalenses para la 22/23.
Pero, claro está, en el deporte no todo se ordena por cuestiones económicas. Si no, al Betis le habría resultado inviable empatar contra el Real Madrid. Y, por supuesto, hay que hacer autocrítica, pues las rotaciones del 'Ingeniero', por muy justificadas que estuvieran ante la visita este domingo a un rival directo por la Champions vía LaLiga como el Villarreal, no funcionaron en tierras británicas. Bravo, con hasta siete intervenciones, evitó males mayores a pies de Rashford, el propio Antony, Fred, Pellistri o McTominay, si bien muchos dirían, y no les faltaría razón, que se limitó a hacer su trabajo, por lo que las dos acciones polémicas detectadas por televidentes y usuarios de las redes sociales en el análisis del encuentro cobran suma importancia, ya que ambas perjudicaron al conjunto español y podrían haber dejado el marcador muchísimo más ajustado.
Huelga decir que en estas dos jugadas debió intervenir el VAR, a cargo de los también alemanes Marco Fritz y Benjamin Brand, que no avisaron de las irregularidades, ambas cometidas por el lateral zurdo Luke Shaw, a su paisano Daniel Siebert. Al filo del descanso, el enésimo fallo en la entrega de David de Gea habilitó a Juanmi, que conectaba dentro del área con un Ayoze Pérez hábil para proteger la bola y cuyo zurdazo era desviado por Dalot para que el poste contrario lo escupiese. Sin embargo, a la mayoría pasó desapercibido el clarísimo penalti del '23' local a Joaquín, dispuesto a remachar sin portero en boca de gol, y que fue arrollado por detrás en una carga completamente ilegal que se fue al limbo. Por dos veces, por tanto, se acarició el que había sido el 1-2 y puede que la roja directa para el carrilero izquierdo de Ten Hag por impedir una ocasión manifiesta de gol.
Como Shaw seguía en el campo, pudo botar rápidamente el córner que Bruno Fernandes cabeceaba en el primer palo a la red, sentenciando el encuentro al poco de que Antony hubiese puesto de nuevo por delante a los mancunianos. Un tanto que también habría de ser revisado y seguramente anulado, pues las imágenes de televisión demuestran que el balón no estaba bien situado en el centro del lateral, pues se ubicaba fuera del 'quesito'. Un triste consuelo, para algunos un pataleo, que no deja de basarse en argumentos audiovisuales incuestionables para los que consideren al Betis perjudicado por los árbitros en la ida de octavos de la UEL.